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Barcelona no será blanca

Un impotente Madrid es arrollado por la fuerza de Schortsanitis y el acierto de un brillante Eidson

GERMÁN ARANDA

Barcelona no iba a ser blanca porque, pese a jugar tan cerca de casa y en su propio país, el Madrid fue ayer el equipo con menos apoyo (unos 1.600 aficionados) en la grada. Pero tampoco retornará a la gloria europea del baloncesto en la ciudad de su eterno rival porque no pudo frenar a Schortsanitis, ni a Pargo, ni a Eidson, ni al Maccabi, espoleados por una ruidosa mancha amarilla de unos 6.000 hinchas.

Lleno de desaciertos, faltas y pérdidas, el inicio del encuentro se desarrolló en una puntuación baja que debía favorecer al juego estático del Maccabi. Con Prigioni en el banco por una temprana segunda falta, con Rodríguez y Llull en pista y unos pívots mucho más livianos que Schort-sanitis, al conjunto blanco le convenía correr. Nunca se lo permitió el Maccabi, que no tenía reparos en llevar al límite su defensa (cometió dos antideportivas en el primer cuarto) para detener a los chicos de Molin.

Tras los primeros diez minutos, el partido presentaba una batalla de desgaste en la que todavía ningún jugador había conseguido brillar sobre los otros ni marcar el camino, como mucho Pnini, que había enchufado dos triples de dos lanzamientos. Tampoco falló en su tercer intento, que empezó a marcar con una ventaja ya considerable en el segundo cuarto la superioridad del Maccabi (22-14, m. 14).

El conjunto israelí estaba siendo más duro en defensa y más tranquilo a la hora de seleccionar los tiros, pero no le sirvió de nada cuando Prigioni replicó con dos triples para apagar las alarmas (24-22, m.16) y emergieron los mejores Felipe y Tomic para firmar un empate a 24 a poco de llegar al descanso. Pero antes tuvo tiempo de hacerse grande Schortsanitis, para encadenar tres canastas casi seguidas y devolver la ventaja a su equipo, que de todos modos no fue mucha (32-29 al descanso) porque el Madrid volvió a dominar el rebote ofensivo.

Arrancó con hambre Schortsanitis en la reanudación y el Maccabi, gracias a un espectacular mate de Pargo, parecía acabar de encarrilar el encuentro (40-32, m.23), pero se repitió la historia del segundo cuarto cuando Prigioni, Felipe y al fin un triple de Suárez (43-41, m.28) rescataron al equipo. Pero el partido no dejó de ser un intercambio de arreones sin orden ni concierto, en el que cada vez que el Madrid se acercaba, el

Maccabi reaccionaba con alguno de sus múltiples argumentos. Pargo y Eidson (que acabó con 19 puntos y ocho rebotes) fueron imparables en el tramo final del tercer cuarto. Los fallos de Tucker, por contra, acentuaron la diferencia.

Como desde el inicio el Madrid fue a remolque en el marcador, en el vaivén era imposible que ganara. Necesitaba algo más, un esfuerzo mayúsculo y que el Maccabi empezará a fallar. Pero encaró el último cuarto con diez puntos de renta. Y un par de triples fueron suficientes para que en los últimos minutos estuviera todo dicho y acabara en festival y paliza del Maccabi ante la cara de circunstancias de Florentino Pérez en el palco.

Maccabi: Pargo (13), Eidson (19), Pnini (14), Eliyahu (1), Schortsanitis (16)-cinco inicial-, Blu (10), Burstein (-), Hendrix ( 6), Macvan (-)

Real Madrid: Prigioni (9), Llull (9), Suárez (8), Felipe Reyes (15), Tomic (17)-cinco inicial-, Sergio Rodríguez (-), D’Or Fischer (2), Tucker (-), Mirotic (-)

Árbitros: Lamonica (ITA), Christodoulou (GRE) y Sutulovic (MNG)

Palau Sant Jordi: 12.000 espectadores.

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