Este artículo se publicó hace 14 años.
Batalla de esencias
Uruguay y Holanda, dos países pequeños y futboleros en busca de la final
"Hemos venido a ganar la copa y ese es nuestro objetivo. Estimula ver que un país tan pequeño como el nuestro esté entre los cuatro mejores. Eso es estimulante, pero no suficiente", dice Van Maarwijk, el seleccionador holandés. La semifinal de hoy enfrenta a dos países pequeños en extensión y en demografía, pero dos factorías de extraordinarios futbolistas. Uruguay y Holanda han escrito algunas de las páginas románticas de los mundiales. Holanda cambió el fútbol en el 74. No ganó, pero es recordada más que el Brasil campeón del 94. Uruguay firmó la historia de las historias con el maracanazo, y desde entonces infunde un respeto inquebrantable cuando hay un Mundial de por medio. "La pasión con la que Uruguay vive el fútbol me sirvió de inspiración para estimular a sus jugadores. En uno de nuestros partidos de la fase de grupos utilicé a Uruguay como ejemplo. Ellos juegan con mucha pasión", asegura Van Marwijk .
"Soy uruguayo, chiquito, pero me agrando cuando me pongo la celeste, por eso me comparan con el Chicho Serna, aunque nunca me llamaron el Makelele de La Plata". Diego Pérez, el mediocentro de Uruguay, anticipa para hoy "una batalla en el medio del campo". La legendaria garra charrúa que ha recobrado el prestigio en este Mundial la simboliza Pérez: "El pase a la final estará en esa zona. Puede que ellos no jueguen tan alegres como antes, pero son muy fuertes en el medio". "Rinus Michels me dijo que los holandeses no sentían el fútbol si no es atacando, pero en este Mundial le han agregado preocupación y eficiencia defensiva. Holanda puede ser criticada, pero se adecúa a los tiempos actuales. Ganar un partido depende de circunstancias, de pocas pelotas en las áreas, que son las que deciden un partido", apunta el seleccionador uruguayo Tabárez. Él, como Pérez, parece intuir un partido de mucha pizarra y tacos afilados.
Esta Holanda tiene poco que ver con la de esa frase de Rinus Michels, con aquella Naranja Mecánica que nació precisamente contra Uruguay. El 15 de junio de 1974 se enfrentaron en Dortmund uruguayos y holandeses que habían quedado encuadrados en el mismo grupo de aquel Mundial celebrado en Alemania. Dos goles de Rep culminaron ese fútbol revolucionario que empezó a dar que hablar en todo el mundo. "Quince días antes no sabíamos cómo íbamos a jugar", reconoce Cruyff en el libro El Mundial 74. Pablo Forlán, que hoy verá a su hijo desde la grada, reconoce que " los holandeses nos pasaron por encima. Aquello era una locura de camisetas naranjas que estaban por todo el campo".
Tabárez no podrá contar con el sancionado Luis Suárez ni Fucile, sancionados, ni con Lodeiro lesionado, aunque recupera para el eje de la defensa a Godín. En Holanda, De Jong, es la gran ausencia por acumular dos amarillas. Dezeeuw será el media músculo con el aguerrido Pérez.
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