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Bilic lleva los pantalones

CROACIA 2 - ALEMANIA 1. Croacia, inyectada del espíritu de su técnico, da un repaso de vigor y juego a Alemania. Srna y Olic hacen los goles, y Modric se confirma con una actuación sublime

JOSÉ MIGUÉLEZ

Bilic tenía un problema con el pantalón. Por más que se lo subía, al rato se veía obligado a ajustárselo de nuevo. Así una y otra vez. La corbata le molestaba menos. Se desabrochó el botón del cuello y se la aflojó. Bilic no está hecho para el traje. Es animal de camiseta y calzón corto. Aún es futbolista. Oficia de técnico de Croacia, pero en realidad juega. Gesticula, grita, se cabrea. Ordena, coloca, se mueve. Cruza los brazos como terapia, pero al momento se suelta. Y salta y corre y protesta y se lamenta. Sobreactúa. Es imposible que sus futbolistas capten tantos mensajes. Pero sienten a su técnico encima. El cuarto árbitro también. Y hasta el rival. Bilic no dirige a Croacia. La vive.

Posiblemente detrás de ese carácter pasional y exagerado está el secreto de la Croacia de ayer, que se atrevió a embestir a Alemania. A morderla bien arriba y arrinconarla. A dudar del tamaño de sus centrales (1,98, Mertesacker; 1,93,  Metzelder) y de la torre de su izquierda (Jansen, 1,91) y aterrorizar a todos ellos con balones bombeados. Y efectivamente, la altura de los zagueros alemanes es una medida de intimidación, una mentira.

Alemania se dobló por arriba. En el primer gol (un centro que recorrió el área en vuelo rasante y sorprendió a Jensen a la hora de la siesta) y toda la tarde. Metzelder (¡qué vería el Madrid en él!) quedó continuamente retratado. Pero Alemania también sucumbió por abajo. Porque Croacia, además del espíritu contagioso de su técnico, tiene buenos jugadores.

Pranjic, por ejemplo, muy rápido y venenoso. Y otro deliciosamente diferente. Se llama Modric y juega en mocasines. Elegante, imprevisible y técnico. Preciso, intencionado y virtuoso. Su físico, como el de los centrales alemanes, es otro engaño. Es menudo y frágil, poca cosa, y sin embargo no pierde un combate, vuela mientras danza y aparece por todos lados. No es Cruyff (pese al parecido físico y algunos guiños técnicos), pero sí el tesoro de Croacia.

Alemania no encontró manera de meterse en el partido. No supo defender y mucho menos atacar. Hasta el primer gol, porque no tuvo la pelota ni ganas. Y después, cuando el orgullo les forzó a asumir la iniciativa, porque no le asomó una sola buena idea. Completó una actuación decepcionante. Croacia la dio un baile.

Pero es Alemania. Una roca a la que no le afectan los sucesos. Nunca se siente derrotada ni deja que la den por muerta. Ni siquiera en los repasos clamorosos. Sin nada hace un gol y ya está ahí. De pronto,  Podolski se juntó con Villa en el cajón de los tres tantos y amenazó con lo de siempre. Pero esta vez la bronca y las tarjetas le quitaron a Alemania su clásico hueco del último minuto. Por entonces, Croacia ya la había zarandeado.

 

2 - Croacia: Pletikosa, Corluka, Robert Kovac, Pranjic, Simunic; Srna (Leko m.80), Niko Kovac, Modric, Kranjcar (Knezevic, m. 85), Rakitic y Olic.

1 - Alemania: Lehmann, Lahm, Mertesacker, Metzelder, Jansen (Odonkor m 45), Fritz (Kuranyi, m. 81), Frings, Ballack, Podolski, Klose y Mario Gómez (Schweinsteiger m.66)

Goles: 1-0 m 24 Srna, 2-0 m. 62 Olic, 2-1 m. 79, Podolski.

Arbitro: Frank De Bleeckere (Bélgica) Mostró tarjetas amarillas a los croatas Srna, Simunic, Leko y Modric, así como al alemán Lehmann. Roja a Schweinsteiger (m.92).

Incidencias: partido correspondiente al grupo B de la Eurocopa de Austria y Suiza disputado en el estadio del Woerthersee, en Klagenfurt ante 30.000 espectadores. Lleno.

 

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