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Las botas del salón

Makaay regresa a Riazor en el Deportivo-Feyenoord

MARIO LEIS

En el salón de las casas de Valerón, Turu Flores, Mauro Silva, Sergio, Pauleta, Djalminha o Naybet hay una Bota de oro. En la placa reza: 'Makaay. 29 goles. Temporada 2002-2003'. Fue el regalo de despedida que el holandés, que esta noche regresa a A Coruña con el Feyenoord, hizo a sus compañeros (hoy sólo quedan Manuel Pablo, Valerón y Sergio) antes de irse a Múnich. Fueron 26 botas, incluida una para Diego Tristán, con el que Makaay (Wijchen, 1975) mantenía un pique intenso por la titularidad y los goles hasta el punto de pelearse por tirar un penalti.

El tercer máximo goleador de la historia del Depor (79, en cuatro temporadas), después de Tristán (95, en siete) y Bebeto (86, en cuatro) reaparece en Riazor, donde la afición aún le considera ídolo aunque saliese un tanto oscurecido por el conflicto entre el Deportivo y el Bayern.

Lendoiro apretó tanto que el holandés terminó pagando un millón de euros de su bolsillo, con los alemanes Beckenbauer, Hoennes y Rummennigge desquiciados porque firmaban el traspaso más caro de la vida del club alemán. Después de horas de reunión en Madrid, Rummennige gritaba y amenazaba a Lendoiro con acudir a la UEFA.

'Este señor se arrepentirá; ha chantajeado al jugador', se quejaba. Lendoiro, más sutil, se apuntaba un nuevo tanto cerrando el segundo mejor negocio de la historia del Depor (el primero es el traspaso de Flavio al Madrid por 4.200 millones de pesetas) y dejó una frase lapidaria: 'Una cosa es que jueguen bien al fútbol y otra que sepan negociar'.

Para colmo, Makaay se llevó un mal recuerdo de sus últimos días en A Coruña porque, horas antes de hacer la mudanza, los cacos entraron en su chalé y se llevaron el dinero de un Porsche que acababa de vender.

Makaay brilló en el Bayern, donde también fue máximo goleador, y el año pasado decidió regresar a casa para cerrar su carrera en el Feyenoord. Ya no es el delantero de zancada larga y desmarque al que era imposible cazar, pero sigue manteniendo la pegada con las dos piernas. Es el máximo realizador de su equipo, en el que también milita el hermano del deportivista De Guzmán.

En el Depor, Roy formó parte del histórico equipo de Irureta que ganó la Liga y la Copa en el Bernabéu: 'El año de la Liga teníamos un equipazo. Es uno de mis mejores recuerdos', comenta. 'Ahora el Depor es diferente, otro estilo. Creo que es muy difícil lograr lo que conseguimos nosotros. Volver a Riazor es especial. Allí he vivido una de mis mejores etapas como profesional', sentencia.

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