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El bronce de Pasapalabra

Viaje al interior de la histórica medalla conseguida por el equipo femenino

MIGUEL ALBA

Lo suyo, como Scariolo, es idear la selección desde la distancia. El italiano, desde Moscú; José Ignacio Hernández, en Cracovia, Polonia. Por eso, coinciden en el argumento de partida. 'El conocimiento de un equipo y de sus jugadoras no sólo está basado en ver los partidos que disputa', incide el técnico salmantino. A partir de ese concepto, sus filosofías divergen. Hernández huye del experimentalismo y la agenda sobrecargada de sistemas de Scariolo. 'La selección es diferente a un equipo, porque al estar menos tiempo juntos la capacidad de asimilación disminuye', asegura el entrenador del Wisla polaco.

A media tarde de ayer, el móvil de Hernández está a punto de fundir su batería. Otra diferencia con Scariolo, quien tres semanas después de haber concluido el Mundial de Turquía aún está en una fase de análisis y silencio cada vez más nociva para su continuidad. El salmantino, por contra, lleva todo el día contando la historia de una selección con todo lo bueno y lo malo de estar expuesta al anonimato. 'La pantalla que construyen los éxitos de los chicos nos ayuda a estar en un lugar más tranquilo. Desde ese punto de vista, es un factor favorable', admite Hernández, 'porque no hay medios de comunicación, no hay tanta presión'.

Sin embargo, el sexto puesto del equipo masculino en Turquía recolocó la exigencia de la selección femenina. 'Nadie en la Federación nos exigió la medalla por lo que había pasado con los chicos. La presión nos la pusimos nosotros mismos porque el equipo estaba preparado para dar el paso adelante', relata Hernández. Para ello se nacionalizó a la caribeña Sancho Lyttle, elegida en el quinteto ideal del Mundial, y su excelsa aportación interior. Para cubrir el déficit histórico de un equipo construido durante cinco platas europeas, desde 2001 al 2009, alrededor del carácter, la ambición, el trabajo como complemento del talento y el liderazgo de Valdemoro. 'Amaya es nuestro Pau y Navarro juntos', admite Hernández. 'Su experiencia y aportación fuera de la pista hacia las más jóvenes', prosigue el salmantino, 'ha sido fundamental para engrandecer el equipo' .

Una selección paradójica. La de mejor estadística desde el triple sin tener una especialista en el lanzamiento. De las mejores en el aspecto reboteador con sólo tres jugadoras por encima del 1,90 metros. Precisamente, los dos aspectos a mejorar según Hernández. 'El equipo sería ideal si tuviera más tiro exterior y más centímetros', asevera el seleccionador, que analiza los dos puntos críticos del Mundial. 'Uno fue la victoria ante la República Checa, que nos permitió evitar a Estados Unidos hasta semifinales; el otro, sin duda, el partido ante Francia. Nos vi fuera del Mundial', incide Hernández.

El chute de adrenalina final de las veteranas, en el último cuarto y la prórroga ante el equipo galo, abrió la medalla de bronce. 'Estados Unidos (rival en semifinales) está en otro planeta', se sincera Hernández. Un premio buscado desde el humor con un par de vídeos antes de medirse a Bielorrusia. En uno, el preparador físico contestaba el rosco de Pasapalabra con preguntas relacionadas con el equipo. En el otro, el cuerpo técnico bailaba emulando los vídeos musicales de la MTV. 'Teníamos que ir al pabellón echándonos unas risas', concluye Hernández.

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