Brasil ha sacado los galones de campeón ante un equipo español que, pese a la derrota por 3-0, mejoró sus prestaciones, sobre todo en la primera parte, en la que tuvo contra las cuerdas a los campeones olímpicos y del mundo.

Brasil y España salieron dolidos por las derrotas sufridas en la jornada inaugural de la Copa del Mundo. Dio la sensación, por momentos, como si ambos quisieran ganar el partido en los primeros balones, como si quisieran quitarse un peso de encima.

Los dos equipos no guardaron nada y salieron 'enchufados' al partido desde el primer momento. España recuperó su espíritu defensivo y aunque el bloqueo no consiguió cazar ningún balón, en el primer set, el ataque no se empecinó en atravesar los bloqueos de rival.

Guillermo Falasca e Israel Rodríguez alternaron los remates duros con los colocados, creando incertidumbre en la defensa brasileña, y consiguiendo unos valiosos puntos.

La igualdad fue la tónica dominante en el marcador, aunque España siempre fue por delante en los múltiples empates a 22, 23, 24, 25 y 26, en los que la selección desperdició hasta dos bolas de set.

Los empates siguieron a 27 y 28, pero esta vez con Brasil con dos puntos de set, que dejó escapar. No así el tercero tras un remate de 'Giba'. Para eso están los grandes jugadores. El 30-28 hizo mucho daño a España porque había luchado y realizado un gran juego para al final no conseguir nada.

España intentó mantener el nivel de concentración y aunque flaqueó por momentos, volvió a llevar las riendas del marcador: 5-8, hasta que André conectó dos 'aces' consecutivos que pusieron un 10-11 en el marcador. Fue el principio del fin. España se descontroló y Brasil encontró el caldo de cultivo ideal para dar rienda suelta a su calidad, hasta el 25-17 final.

Las caras, en el tercer set, de los españoles lo decían todo. Lo intentaron, mejoraron su juego, se esforzaron, pero sumaron la segunda derrota consecutiva. Una difícil losa de llevar.