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Villarreal: la otra cara del líder

El Villarreal lo gobiernan un padre y un hijo, subvenciona el fútbol base de toda su provincia, patrocina a medallistas olímpicos y, según Víctor, uno de sus ex entrenadores, “no es imposible que sea campeón de Liga”.

Jugadores del Villarreal celebran un gol en la presente temporada. EFE / Jorge Zapata.

Bienvenidos a otro mundo. Un club en el que dictan las leyes un padre y un hijo. Un club que piensa en los demás. Un club de un pueblo, pegado al Mediterráneo, de unos 50.000 habitantes, que no llenarían el Camp Nou ni el Bernabéu. Un club que, sin embargo, hoy es el líder de la Liga BBVA. Un club con 62 millones de presupuesto, digno de un expediente X. Su vida es su guía. Hoy, ha desembocado en el liderato como ayer lo hizo en una semifinal de Champions o en las lágrimas inconsolables de Cazorla, que no quería irse del Villarreal de ninguna manera. De hecho, años antes prefirió quedarse en vez de marchar al Real Madrid. Pero aquel verano de 2012 el Arsenal pagó 20 millones de euros y no quedó otro remedio. Porque esa es la vida del Villarreal como explica José Luis Lizarraga, jefe de Deportes del diario ‘Mediterráneo’, 16 años seguidos cubriendo la información del club. “El Villarreal tiene los mismos medios que cualquier equipo grande . Y en algunos casos mejores”. Y eso justifica que Víctor Muñoz, el entrenador que inició la época dorada, diga ahora que “no es imposible que el Villarreal sea campeón de Liga; es difícil pero no imposible”.

Hay dinero en el Villarreal, donde se compra bien y se vende mejor (Borja Valero, Forlan, Rossi, Godin…). Un modo de vida que se inició en el año 97 cuando Paquito, que ya era un hombre lleno de cicatrices en el fútbol, fue nombrado secretario técnico. “Tenía amistad con Llaneza, el vicepresidente, desde que él estudiaba en Bilbao y yo jugaba en el Valencia. Aquel muchacho siempre venía al hotel a vernos a nosotros, los futbolistas, era pura pasión”. Hoy, desde su domicilio de Valencia, jubilado desde hace tres años, tras quince seguidos en el Villarreal, Paquito recuerda que en ese tiempo “lo único que echaba en falta era tocar el balón o bajar al césped a hacer un rondo por las mañanas. El resto fue un placer. El club te lo daba todo, hasta problemas que solucionábamos entre todos, porque queríamos crecer. La prueba es hoy. Cuando yo llegué el equipo entrenaba en el campo federativo. Ahora, el Villarreal ya tiene dos Ciudades Deportivas, una de ellas con cinco campos de hierba”.

Nunca fuimos líderes

El liderato de hoy, sin embargo, fue algo que no vivió Paquito. Ni él ni Riquelme ni Forlan ni Godin ni nadie. Tampoco Víctor Muñoz, que fue el primer entrenador, que casi clasificó al Villarreal para la Europa League. “Para mí, este equipo es el mundo de la empresa trasladado al fútbol. Gente que va un paso por delante de los demás. El señor Roig siempre me lo decía. Yo nunca le escuché hablar de resultados, hablaba de sentido común, y hoy ha logrado que su hijo sea su prolongación”. El hijo, en realidad, es un hombre de 41 años, educado y culto, al que da gusto escuchar. Estudió BUP en un colegio americano en Suiza. Ahora, siempre dice que “no estamos aquí para perder el tiempo” y pide opinión, “hasta en lo más trivial” a José Manuel Llaneza, el vicepresidente, hombre ambicioso que no hace más que recordar que “el Villarreal se prepara económica y deportivamente para estar constantemente entre los cinco mejores”.

El Villarreal actual es algo más que una legión de buenos resultados. Se puede hacer un solo periódico de este club, que Víctor llena de “hombres valientes, con mucha cabeza, inspirados en el presidente que, para mí, es el ‘alma mater’ de todo esto. Un día apostó por cambiar la historia y hasta hoy”. Fue la consecuencia de su pasión por el fútbol. “El presidente es un hombre que puede regresar de un viaje a las cinco de la madrugada y a las ocho de las mañana está en la Ciudad Deportiva viendo al juvenil en un partido del fútbol base”, explica Lizarraga. “Fue hasta capaz de llegar tarde a una reunión de la LFP (Liga de Fútbol Profesional), porque tenía que quedarse hasta el final de un partido del alevín”. De ahí nace un compromiso popular que Paquito califica de “envidiable, en el que el horizonte no se pierde de vista”.

“En el fútbol nunca se alcanza el punto y final. Siempre hay que poner puntos suspensivos. Hoy estás arribas, pero y mañana ¿qué? Por eso se intenta que la gestión sea la misma en la victoria que en la derrota”. La prueba ha estado en la última semana. “Aquí nadie le da importancia al liderato”, añade el periodista Lizarraga. “Es más, se considera algo anecdótico y la lectura que hacen ellos es que ya sacan 7, 11 o 13 puntos de ventaja a rivales con los que van a luchar para la Europa League”. Porque en el pasado no todo fue color de rosas. “El año en el que jugó la Champions el Villarreal descendió a Segunda en 2012. Fue una enseñanza enorme, porque dejó de ser el Villarreal de toda la vida, el equipo que había sido capaz de apostar por su entrenador, Pellegrini, y sacrificar a su estrella, a un hombre nada menos como Riquelme… Pero aquel año del descenso, sin embargo, cambió hasta tres veces de entrenador”.

“Un placer para la prensa”

Fue una lección para no olvidar. Una lección que añadió más prudencia, si cabe. Aumentó el compromiso eterno con el fútbol base. “El objetivo del Villarreal no es solo el de fichar futbolistas, sino también el de crear futbolistas”, explica Paquito. “No hay empleado que no lo sepa”. Algo que Víctor entiende, “porque a un equipo sin fútbol base parece que le falta algo. Y si quieres ser alguien debes tenerlo. Y si tienes un presidente al que le apasiona el fútbol lo tienes más fácil”. Y el Villarreal no sólo tiene eso, sino que tiene más. “Subvenciona a los clubes de elite de toda la provincia de balonmano, de voley….; a medallistas olímpicos como Pablo Herrera, ha destinado 20.000 euros para las becas de deportistas universitarios y tiene un convenio con los centros de discapacidad”, explica Lizarraga, que no sabe como comparar al Villareal con los más grandes.

“A veces, cuando ves al Madrid o al Barça parece que necesitan buscar enemigos en sus aparciones frente a la prensa. En el Villarreal es todo lo contrario. El club tiene sus normas, pero en general es un placer. El departamento de prensa te lo facilita todo. Si pides a un futbolista encuentras las máximas facilidades”. Una actitud que no siempre sucede en los clubes poderosos o mediaticos y que es lo que hace del Villarreal un líder tan atípico. “Un nuevo soplo de aire fresco”, según Víctor, “que no sabes hasta donde puede llegar”. Y en esos puntos suspensivos de los que habla Paquito, él no descarta “el título de Liga”. Porque este es el milagro de los hombres valientes que no tienen miedo a nada.

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