Las carencias de Alemania

Desde su Mundial arrastran problemas defensivos, excesiva rigidez, ausencia de interpretación y una tendencia a jugar demasiado en línea. No basculan en diagonal, no cubren la espalda del compañero bastando en muchas ocasiones con superar el 1x1 para desbordar toda una línea. Tienen presencia, sobresalen por su despliegue físico, pero carecen de un factor decisivo en el fútbol moderno: la calidad táctica. Transfieren la pizarra al terreno de juego, parecen autómatas, jugadores robotizados sin capacidad de recuperación, sin fortaleza defensiva. Les falta un ‘kaiser’ atrás que interprete el juego, que sepa mandar, achicar o replegar. Ni Metzelder ni Mertesacker responden al perfil, siendo el centro de la defensa un punto débil que hay que aprovechar. Ante la ausencia de un líder vemos que Lahm sigue la marca hacia dentro dejando un enorme espacio libre a su espalda, unos centrales que no se hacen coberturas y un equipo que sufre para recuperar la pelota.

1. Líder

El relevo generacional trajo aire fresco a la selección pero, por mucho que hayan llegado a la final, el grupo que dirige Löw está falto de mentalidad, jerarquía y de jugadores con ese carácter irascible que siempre ha estado presente en los alemanes. Los últimos, Kahn, Matthaus y un Effenberg que no tuvo reparos en menospreciar a la afición alemana para truncar su trayectoria en la selección, como en su día ocurriera con Schuster.

Ballack y Klose han tomado el relevo. No tienen esa mentalidad y la selección lo nota. El rendimiento competitivo es irregular, se relajan con frecuencia, signo evidente de que no tienen un irascible con influencia sobre el grupo. Cuando Lineker dijo que el fútbol era un juego en el que siempre ganaban los alemanes, lo decía a sabiendas de que eran un equipo sin altibajos, no perdían el espíritu competitivo ni en estado vegetativo. Pero esa Alemania ya es sólo un recuerdo por más que puedan ganar esta Eurocopa.

2. Ballack

Uno de los mejores jugadores de Europa, completo a más no poder, brillante en el juego aéreo, llegada de segunda línea combinada con juego de posesión, tiro lejano más remate y con capacidad defensiva sin perder un ápice de poderío ofensivo. Una joya a la que la suma de la perfección de las partes no forman un todo espectacular. Su ausencia de jerarquía y de mentalidad ganadora le ha convertido en un jugador que siempre está cuando no es necesario pero que pocas veces aparece cuando se le necesita. Condiciones todas, otros con menos han sido mucho más. Ballack es, sin lugar a dudas, un gigante con los pies de barro para el que la Eurocopa puede representar su última oportunidad de invertir una tendencia perdedora. No es de los que sea capaz de reflotar un barco a la deriva. Si las cosas van mal, Ballack estará al nivel del equipo; si Alemania es brillante y todo va sobre ruedas, no lo duden, Ballack será la gran estrella.

3. Imaginación

Alemania siempre ha tenido imaginación, calidad y sorpresa dentro de una alineación marcada por un fútbol sin fisuras, competitivo y siendo el físico el recurso de todos menos de unos cuantos ‘jugones’; Hassler, Littbarski, Moller... La Alemania de Löw se caracteriza por ser una selección pobre de recursos, sin calidad diferencial y con Schweinsteiger como único referente de jugador diferente que enriquezca la mezcla. La ausencia de imaginación se agrava cuando el seleccionador coloca a Fritz, un lateral, como interior. Podolski, un delantero, como interior y Gómez un ‘9’ sumado a otro ‘9’ llamado Klose. Imposible generar sorpresa, esa locura que denunciaba Beckenbauer sólo duró hasta que llegó el todo o nada. Löw agrava con sus elecciones la excesiva rigidez.

4. Martillo teutón

No son los que fueron pero siguen ahí. El gran peligro para España es que se sienten inferiores. A su ausencia de presión en la previa se ha sumado la búsqueda de recursos para ser competitivos. Los alemanes saben que para ganar tienen que buscar neutralizar todas las virtudes del juego español. Estudiarán todos los movimientos, se tirarán atrás, les darán el balón a los españoles y buscarán llevar el partido a su terreno: fútbol físico, disputa, juego aéreo y estrategia a balón parado. Esas serán las líneas maestras de una Alemania que jugará como si fuera el equipo pequeño y eso, es el primer paso para que sus opciones de triunfo suban como la espuma. A todo esto habrá que sumar su juego de contraataque.

Si yo fuera Luis Aragonés... 

Posesión de balón

Los alemanes son una máquina para destruir el juego aéreo directo, pero sufren cuando el rival tira la pelota al piso y busca jugar de primer toque. Recuperar el balón se convierte en una pesadilla como se demostró contra Turquía, Croacia y Portugal.

Presionar arriba

Su fortaleza es el juego aéreo, su virtud es el rechace y su debilidad, la escasa calidad de la defensa. La receta mágica es la presión arriba, jugar en su mitad de campo y adelantar la defensa ya que Klose no es una flecha. Schweinsteiger y Podolski cumplen todas las obligaciones defensivas en el repliegue, por lo que si hay pérdida de balón podremos hacer falta táctica.

Error con Villa

Los alemanes se sienten inferiores y esa es su fortaleza. Saben competir y su partido será neutralizar las armas españolas y buscar su momento. Descartar a Villa con tanta celeridad significa dar el libro de estilo a Löw. No estaría mal mover el árbol y filtrar que Güiza será titular para que pierdan el tiempo pensando en cómo parar a una España con un doble ‘9’.

La espalda de Lahm

Metzelder y Mertesacker forman un centro de la defensa que no me gustaría para mi equipo. La gran debilidad alemana la provocan ellos, pero la ventaja no se consigue en su zona de influencia, ni mucho menos. No tienen caída a banda, no hacen bien las coberturas y juegan demasiado en línea. El espacio para destrozarles es la espalda de sus laterales, en especial, Lahm, superable en el 1x1, y sin ayuda de los centrales.