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Cesc, un sueño roto

El centrocampista ya le ha dicho a Wenger que acata su decisión de no venderlo

ENRIQUE MARÍN

'La historia de Cesc tendrá un final feliz', pronosticó Josep Maria Bartomeu cuando todavía formaba parte de la candidatura de Rosell a la presidencia del Barça. Se supone que ese final feliz que vendió el ahora vicepresidente deportivo era ver al jugador del Arsenal vestido de azulgrana, algo a lo que no están dispuestos en el conjunto londinense, por lo menos con vistas a la próxima temporada. Para ellos, el final feliz es que Cesc siga vistiendo la camiseta de los gunners.

Así las cosas, el fichaje de Fàbregas por el Barça empieza a ser un imposible. Lejos de acercar posturas, cada día que pasa el campeón del mundo con España tiene más opciones de continuar luciendo el brazalete de capitán en el Emirates. Arsène Wenger dejó claro que no trataría la posible salida del centrocampista catalán hasta después del Mundial. Ahora, una vez que ha terminado, el técnico del Arsenal se mantiene firme en su postura. Fàbregas es intransferible y, en caso de tener que tasarlo, el francés considera que su precio de mercado es de 90 millones libras (107 millones de euros), muy lejos de los 30 que ha llegado a ofrecer Rosell.

Curiosamente, la oferta del nuevo presidente del Barça es inferior a los 40 millones que hace un par de meses hizo llegar Joan Laporta al Arsenal a través de uno de sus vicepresidentes. 'Nosotros, los 50 o 60 millones que he leído no los pagaremos nunca', ha dicho recientemente Rosell. 'Si nos piden 30, les diremos que sí', añadió. Como ayer quedó claro en la comparecencia de su vicepresidente económico, Javier Faus, el Barça no está para grandes dispendios, de ahí que la postura de Rosell de no subir su oferta por Cesc sea obligada.

Pero siendo este dato importante, lo que desbarata la salida de Fàbregas es que el propio futbolista ya le ha dicho a Wenger que acepta su decisión de que no quiere que se vaya y que no hará ningún tipo de presión para forzar su salida. El técnico francés está muy molesto con el Barça. El ex presidente Laporta, que ya intentó dinamitar el fichaje de Fàbregas a Rosell, complicó la relación entre los clubes, aunque tampoco el nuevo mandatario ha estado muy acertado en su manera de manejar la operación. 'Wenger no es el único que lleva este tema. En el Arsenal hay otras fuerzas de influencia'. Estas declaraciones de Rosell antes de viajar a Suráfrica molestaron tanto a Wenger que no sólo se negó a verse con el presidente azulgrana, sino que se reunió con Cesc para intentar quitarle de la cabeza la idea de irse al Barça e insistirle en que no le traspasará. El jugador, que ayer estuvo en Tordera participando en un campus para niños, se limitó a comentar que 'cuanto menos se hable del asunto, mejor'.

Sandro Rosell siempre ha tenido claro que 'el problema es que este fichaje viene siendo radiado y televisado, y esto es lo peor que puede pasar porque acabas pagando un sobreprecio'. Ahora bien, por más que el presidente azulgrana tenga motivos para culpar a Laporta de intentar sabotearle el fichaje, el responsable de que Cesc no llegue al Barça será él.

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