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Clemente no hace efecto

Tenerife y Valladolid empatan a cero. El Villarreal gana por la mínima al Sporting, al igual que el Getafe contra el Xerez

La vuelta de Javier Clemente al fútbol español deparó lo previsible (orden y contención), pero careció de lo que buscan ansiosos en Pucela: chispa y victorias. Más de lo mismo le pasa al Tenerife, donde las jornadas se cuentan también ya como finales a todo o nada, por lo que el empate sin goles de este sábado acerca todavía un poco más a ambos equipos al abismo de Segunda. El supuesto efecto Clemente evita de momento que se prenda del todo fuego al polvorín en que se había convertido el Valladolid, pero no basta para salir del pozo, sobre todo porque ya son cuatro jornadas seguidas sin ver puerta y un solo triunfo en los últimos 16 encuentros.

La situación no es tampoco mejor en el Tenerife, donde la salvación comienza a adquirir ya tintes de milagro. Por ahí, no es de extrañar que el miedo pudiera olerse ayer en varios kilómetros a la redonda del Heliodoro Rodríguez, tras un partido totalmente plano entre dos equipos maniatados por los nervios y la falta de recursos para sembrar peligro en el área rival.

En esa dinámica, con el tufo del descenso adueñándose del verde, el Valladolid se desenvolvió con cierta comodidad en el primer cuarto de hora, hasta que cedió su dominio territorial a un Tenerife cuya mejoría posterior tampoco fue para tirar voladores.

Los visitantes cebaron al atlético Manucho de pelotazos

Los visitantes cebaron al atlético Manucho de pelotazos y los locales se perdieron en varias triangulaciones inconclusas, huérfanas de un chispazo que le diera sentido a su juego en los últimos 25 metros. Por ahí, a falta de fútbol y en medio de un duelo trabado de despropósitos y saturado de interrupciones, los dos equipos se empeñaron en coleccionar argumentos para justificar su delicada situación en la tabla, mientras Richi veía como le anulaban un gol en fuera de juego al borde de la media hora.

El panorama no varió en el segundo acto, que no fue más que otro ejercicio de frustración e impotencia. Unos, los canarios, limitaron su bagaje de ocasiones a un par de oportunidades fallidas de Culebras y Ayoze; y otros, los pucelanos, que hicieron el campo más largo con la salida de Canobbio, no pasaron de un correcto acto de contención al empuje de su rival. Insuficientes argumentos en los dos casos en un duelo de necesitados cada vez con menos tiempo para cambiar su destino / MARCOS PERERA

El Villarreal se ha montado en una ola y no quiere bajarse: tres victorias seguidas. Surfea como en los viejos tiempos, llevando el balón de un lado al otro y mareando al rival. Garrido ha recuperado para esta recta final a los centrales Gonzalo y Godín; a Senna, con pinta de mundialista; ha dado más cuerda a Bruno, y ha cebado de dinamita el ataque con Nilmar, Llorente y Rossi, los tres juntos. Y entre recuperados para la causa y la vuelta al viejo estilo de combinaciones y desmarques, el Villarreal apunta definitivamente a Europa.

El Sporting facilitó las maniobras con su juego abierto

El Sporting facilitó las maniobras con su juego abierto, atrevido y dispuesto siempre a dar la cara, incluso a costa de que se la partieran: como así sucedió. En una de las aproximaciones, Cani enganchó un potente disparo, Juan Pablo rechazó como pudo y el central Godín aprovechó el balón muerto para marcar de cabeza. Punto final. El Sporting, tan valiente como ingenuo, se hizo en la segunda parte con el dominio del juego pero apenas inquietó con balas de fogueo. Parte de la grada, a diez minutos del final, apostó por el Madrid-Barça / SALVA TORRES

El Xerez volvió al invierno. Vio las calles cortadas y fue una sentencia de muerte. Ni siquiera esa cabellera de Gorosito, con rizos esculpidos en oro, encontró la alternativa. Sus futbolistas fueron chicos malos. La heroica de los últimos domingos no tuvo memoria. Fue un equipo rencoroso el Xerez, que trató de curar con patadas el desamor en la segunda parte.

El Getafe representó la madurez y hasta la fortuna suficiente. Hasta el gol de Rafa, no había hecho más que el Xerez. Incluso menos, porque las mejores opciones fueron para Momo, que desconfía de que Codina no sea Casillas. Pero a partir del gol, el Getafe ordenó la noche y, cuando se quedó sin panchitos, Carlos Calvo tiró fuera. Tampoco Bermejo encontró el gol que nunca se falla en las películas. Hasta Aythami lo tuvo en el noventa. Hubo cinco minutos en los que el Xerez agonizó con un hombre más, tras la exigente expulsión de León en el Getafe. Pero el balón seguía con anestesia en el área. Y, así, no hubo abrazos para esos héroes de Gorosito, que tanto se resignaban al destino / ALFREDO VARONA

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