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Cristiano saca petróleo

Un gol de falta del portugués permite al Madrid derrotar a una meritoria Real que le dejó en evidencia. Tamudo neutralizó el golazo de Di María y acabó con la imbatibilidad de Casillas

ENRIQUE MARÍN

En pleno Festival de Cine, la superproducción de Florentino Pérez, ahora dirigida por el maestro Mourinho, llegó a San Sebastián. En Anoeta se proyectó una película tantas y tantas veces vista, aunque al Madrid le valió, si no para llevarse la Concha de Oro, sí para sumar tres puntos y colocarse como líder provisional de la Liga. Mejor resultado que juego y más premio que méritos ante una meritoria Real que le plantó cara y a la que los de Mourinho sólo fueron capaces de derrotar con un gol del ansioso y egoísta Cristiano, a quien esta vez la suerte no le dio la espalda, sino que se alió con Pepe y con él.

Una de las máximas del fútbol es que más importante que llegar mucho es llegar bien. El Madrid saltó a Anoeta con unos números que asustaban y preocupaban a la vez: 76 remates y tan sólo tres goles. Peor era lo de Cristiano: 28 tiros para no ver puerta. 'Algún día un pobre equipo pagará por todas estas ocasiones que fallamos', vaticinó Mourinho tras ganar al Ajax. En Donosti había motivos para temer que ese pobre equipo fuera la Real. Pero no fue así.

El Madrid quiso intimidar desde el arranque, aunque a base de lanzamientos muy lejanos que hay quien erróneamente convierte en ocasiones. La Real, acostumbrada a dejarse dominar en la línea de tres cuartos, se agazapada donde más le gusta, a la espera de desplegarse tras el robo. Su primera salida fue por banda y llevó mucho peligro, aunque Griezmann no aprovechó un pase de Xabi Prieto.

La Real confirmó la teoría de Mourinho de que los equipos que ascienden llegan con la moral que da la victoria. Siendo menos, el equipo de Lasarte parecía más, y aunque las apariencias dicen que engañan, hay veces que sirven para sobrevivir por encima de las posibilidades.

Un saque en largo de Bravo sorprendió a la defensa del Madrid, incapaz de controlar un balón que Tamudo luchó lo suficiente para habilitar a Griezmann. Sin embargo, el francés, zurdo cerrado, erró solo ante Casillas por no tirar con la derecha. Unos minutos antes, Mateu no vio un penalti por mano de Zurutuza en una falta al borde del área lanzada por Özil, pero los méritos del Madrid eran tan escasos que tan sólo el alemán se atrevió a protestar.

La incapacidad del Madrid para masticar el juego hizo que el partido se le fuera poco a poco atragantando, circunstancia que fue aprovechada por la Real para disputarle e incluso arrebatarle el control del juego. Tamudo, de nuevo tras un balón salido de los pies de Xabi Prieto, a punto estuvo de marcar. La actitud y las ganas de la Real. Sin noticias de Özil, perdido entre líneas, y con Xabi Alonso muy impreciso, el fútbol del Madrid era tan previsible que no inquietaba. Cristiano, perdido en su lucha consigo mismo, tampoco contribuía, mientras Di María e Higuaín debían de estar sobre el campo, aunque no se les veía.

La segunda parte empezó como había acabado la primera. La Real envalentonada y el Madrid con demasiadas dudas. La diferencia la marcó Di María con una arrancada por la izquierda que culminó con un lanzamiento cruzado ante el que nada pudo hacer Bravo. Desde fuera, el arma ofensiva más utilizada por el Madrid, los blancos se ponían por delante en el marcador y dejaban el partido muy cuesta arriba para la Real. Pero, lo que son las cosas, un error de la zaga madridista a balón parado permitió a Tamudo empatar a los diez minutos. La baja de Joseba Llorente, el fichaje estrella de los donostiarras, la volvió a cubrir un viejo rockero de la Liga. Tamudo no ha cambiado de colores. Con 131 goles, sólo Villa le supera en la lista de artilleros en activo y que siguen en el campeonato liguero.

El gol de Tamudo lo utilizó la Real para repostar anímicamente y mantener la fe en una victoria con la llegó a flirtear. Sin embargo, Cristiano, en colaboración con Pepe, se reencontró con el gol al saque de una falta. Mourinho no se cortó y retiró a Özil para dar entrada a Lass. Más músculo para conservar el resultado.
Mención especial mereció el regreso de Xabi Alonso a Anoeta. En partido oficial, pues el verano pasado ya lo hizo vestido de blanco con motivo del Centenario de su Real.

Precisamente, la marcha de Alonso marcó el destino del club donostiarra, donde las ansias de los dirigentes por hacer caja decapitaron el mejor proyecto futbolístico. Lo que vino después, ya lo conocen. Salvando las distancias, el caso de Xabi Prieto es el caso opuesto y evidencia que es posible seguir en tu equipo, aunque este descienda a Segunda y por más ofertas que lleguen. En el duelo de Xabis, Prieto fue mucho mejor que Alonso. Brilló más y tuvo una incidencia mayor en el partido.

Y es que al Madrid le sigue faltando lo que Xabi le puede dar: la transición entre la cada vez más rigurosa disposición defensiva -aunque Casillas perdió la imbatibilidad- y su todavía poco engrasado ataque.

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