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De las Cuevas abofetea al Athletic

El Sporting asalta San Mamés (1-2).

ÁNGEL GARCÍA

Caparrós ya no engaña a nadie. Su equipo, sobredimensionado por participar en una competición europea, muestra con fidelidad cuál es su Liga, quiénes son rivales. Con poco, cualquiera se le sube a unas barbas que ya no intimidan. Y eso que este domingo enfrente se encontró con un Sporting que repudió el balón durante muchos minutos, que hizo diferencias de lo elemental para resurgir, casi en el último tercio del partido, de forma imperial, majestuosa, siempre al dictado de De las Cuevas.

Sin fecundidad en la creación y con un equipaje minado de calidad, a los vascos les faltó jerarquía para evitar su única metodología cuando los apuros ahogan: el pelotazo. Con virtudes que husmeaban espacio en la clandestinidad, mantenerse erguidos fue sencillo para los de Preciado. Bastó un poco de seriedad, concentración y, como en el baile, no perder el sitio. Poco más. Gestionar la paciencia casi fue algo rutinario para los visitantes, y lo hicieron como dañan; agazapados en una selva propicia para rasgar vestiduras sin apenas afilar sus uñas.

El Athletic, sin pirotecnia arriba, siguió siendo minúsculo en la reanudación. Y en éstas, entre el desastre local, apareció el arma que han forjado los de Preciado a fuego en su identidad: las contras, interpretadas con inusitada facilidad. Sostenidos, al fin, en un impecable trabajo defensivo, los asturianos, al galope, castigaron la decadente presentación de los locales. El Sporting, envalentonado a una velocidad mayor, comenzó a oler a gesta. El Athletic, herido en juego y en dignidad, vuela cada vez más bajo.

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