Los gallegos volvieron a tener su derbi, que terminó con triunfo del Depor (2-1). Un día especial, la rivalidad aparece por todos lados y las aficiones se olvidan de la dura realidad que supone la Liga Adelante para dos equipos acostumbrados a vivir en Primera.

No tardó mucho el Deportivo en reencontrar la alegría de marcarle al rival. Fueron sólo cuatro minutos, suficientes para que Valerón combinase con Saúl, que centró el balón al área. Allí esperaba Riki, que tocó el balón con la espuela y contó con la inestimable ayuda de Vila para que el balón terminase en la portería viguesa. El guión previo del encuentro se fue al traste en unos pocos minutos.

El Celta supo reaccionar. Cogió la pelota e hizo todo lo posible por atacar y hacer daño al Deportivo, un propósito que se interrumpía con frecuencia cuando Valerón cogía el balón. Los vigueses, mucho mejores en ataque que en defensa, no conseguían descifrar el ritmo del genio y cuando llegaban a la portería coruñesa se topaban con Aranzubia, que amargó la noche a los delanteros vigueses.

A diez minutos del final Orellana marcó. Un recorte a De Lucas, un disparo ante la oposición de Aranzubia, el empate que sabía a gloria y era merecido. El chileno había sentado las bases para convertirse en el héroe de la semana en Vigo pero el fútbol aún le tenía guardada una nueva vuelta de tuerca al partido. Dos minutos después Orellana perdía un balón lejos de su propia área. Lassad lo cogió y arreó un tremendo derechazo. Era el 2-1, la alegría duró poco al Celta y mucho al Depor, que se acostó por debajo de los vigueses en la clasificación, pero habiendo ganado el día grande.

Además, el Almería no fue capaz de alcanzar el liderato contra el Villarreal B al perder 1-2 en un partido que comenzó adelantándose.