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Derrota cruel del Atlético en Almería

El equipo de Lillo gana a cuatro minutos del final a un Atlético que pecó de poca ambición

ANGEL LUIS MENÉNDEZ

La diferencia entre equilibrio y equilibrismo es mucho más que un sufijo. Equilibrio es lo que busca el Almería de Lillo en cada acción. Equilibrismo, la capacidad del Atlético de Quique para sorprender con un fútbol cambiante e imprevisible. Ayer, una versión colchonera menor y poco ambiciosa acabó siendo justamente castigada, quizás con más crueldad de la que merecía.

El gol de Piatti en el minuto 87 fue un despiadado latigazo que descarnó al unísono las virtudes del Almería y los defectos del Atlético. El remate a bocajarro del argentino fue como un grito de desahogo tras las ocasiones desperdiciadas durante todo el partido. Un premio a la inequívoca voluntad de triunfo local, puesta de manifiesto desde el primer instante.

El equilibrio del Almería nace del orden establecido y de una presión que pareció sorprender al Atlético. Los madrileños entregaron el balon, y sólo su innegable mejoría defensiva y las paradas de Asenjo retrasaron la derrota.

Si digiere con serenidad e inteligencia su correcta actuación, el portero palentino debería cimentar sobre ella su recuperación psicológica. Ya sabía antes de enfundarse los guantes que su titularidad está condicionada a la recuperación de De Gea, pero tiene que volver a sentirse portero y convencerse de que no se le ha olvidado su oficio.

Las acometidas iniciales del Almería se fueron diluyendo en su escasa contundencia, circunstancia que aprovechó el Alético para equilibrar el control del partido. Reyes martilleó la banda derecha y buscó la complicidad de Forlán, pero el uruguayo sigue ausente. Aunque le escueza, el gol le rehuye con tanta crudeza como las alabanzas. Poco acierto, escasa fortuna y gotas de conformismo se juntan en una combinación letal para todo aquel que, como el rubio delantero, vive de su puntería.

Además, Forlán sufrió el abandono al que le condenó Quique cuando decidió reservar al Kun. Agüero permaneció 81 minutos atado al banquillo y apenas cinco minutos después de que el entrenador hubiese decidido jugársela con él, el destino castigó tal racanería con el gol decisivo.

Fue el desenlace más honrado para un choque muy parejo en ocasiones de gol, tiros al palo, posesión del balón y demás conceptos enumerables y aparentes. Sin embargo, los argumentos profundos, morales si se quiere, siempre estuvieron del lado local.

El ansia de salvación del Almería pudo más que la indefinición que asola al Atlético como equipo y como entidad. El tanto de Piatti premió el hambre verdadera del grupo que lucha por la supervivencia y penalizó el enésimo error defensivo y la desidia colchonera.

1 - UD Almería: Diego Alves; Michel (Juanma Ortiz, m.71), Pellerano, Chico, Cisma; Mbami, Fernando Soriano; Piatti, Crusat (Kalu Uche, m.64); y Goitom (Ortiz Bernal, m.79).

0 - Atlético de Madrid: Asenjo; Ujfalusi, Perea, Domínguez, Antonio López (Ibrahima, m.90); Reyes, Tiago, Assunçao, Simao; Jurado y Forlán (Agüero, m.81).

Gol: 1-0, M.87: Piatti.

Árbitro: Delgado Ferreiro (Comité Vasco). Amonestó a por parte local a Borzani y Cisma y por parte visitante a Domínguez, Reyes y Tiago.

Incidencias: Partido disputado en el Estadio de los Juegos Mediterráneos ante algo más de once mil espectadores.

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