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La derrota de la pasión

ALEMANIA 3 - TURQUÍA 2. La suerte se alió con Alemania, que se mete en la final gracias a un gol de Lahm en el minuto 90. Pese a sus numerosas bajas, Turquía explicó por qué en

LADISLAO JAVIER MOÑINO

Con una selección B, por lesiones y sanciones, Turquía explicó anoche porqué en este juego no siempre gana el que mejores jugadores tiene o por qué el dinero no cumple el axioma de que el que lo tiene manda. No estará en la final, pero se va como campeona moral y los aplausos de un público emocionado por todo lo que ofreció. La primera media hora de Turquía sonrojó a Alemania.

Fueron 30 minutos de fútbol pasional de la selección de Terim. Con el corazón, pero también con fútbol. Con la dignidad de entregar todo para quizá no obtener nada. Con el descaro de mirarle a la cara a un contrario superior, de acorralarle por orgullo y osadía.

Alemania esperaba que Turquía se metiera en su área a escuchar silbar sus disparos a puerta. Nada de eso. Akman encaró a Lehmann a los seis minutos de juego ante la estupefacción de sus diez compañeros y los 30.000 alemanes que callaban acongojados por lo que estaban viendo. Kazim Kazam reventó un balón en el larguero poco antes del primer cuarto de hora. Seguido, otra vez Kazim mando la pelota al travesaño y su rechace lo metió Ugur. Nada es imposible y menos en el fútbol dice Terim, que ha creado una selección de fanáticos del balón.

Eso explica también por qué Altintop era más alemán que los alemanes. Daba el primer pase, el cuarto y llegaba a tiempo para pisar el área e intentar marcar gol. O que Mehmet Aurelio sienta su país de adopción y se dejara hasta la última gota de sudor en las coberturas y en los robos. Kazim Kazam se envalentonó para garrinchear ante Lahm. Sabri el lateral derecho, ejercía de extremo. Esta vez ni la frialdad con la que los alemanes apagan los incendios heló a los turcos.

Schweinsteiger empató con un toque frío y puntilloso. Como si nada. Turquía Siguió a lo suyo. A arremeter con todo lo que tenía, sin temor a la derrota. Puede que lo pagara, pero dejó para la historia un partido imborrable. Tampocó le afectó el gol de Klose. Sabri culebreó en la banda y le puso un cetro raso a Semit Senturk que lo metió con la puntera un gol de listo.

Esta selección turca no entiende el significado de bajar los brazos. Así ha llegado hasta semifinales y así se marcha a su casa. La grandeza de Turquía es que se vuelve con toda Europa a sus piés. El fútbol y los aficionados han ganado a una selección a la que admirar. No quiso especular con la prórroga. Siguió mirando la portería de Lehmann con descaro.
Convencida de que nada es imposible y menos en el fútbol.

La mala suerte de Turquía es que Alemania también maneja esa sentencia. Si no, que le pregunten a Lahm, que pasó una noche horrible intentando sujetar a Kazim Kazim y a Sabri, pero acabó marcando el gol que vale una final.

 

3 - Alemania: Lehmann; Friedrich, Mertesacker, Metzelder, Lahm; Hitzlsperger, Rolfes (Frings, m.46); Schweinsteiger, Ballack, Podolski; y Klose (Jansen, m.90+2).

2 - Turquía: Rüstü; Sabri, Mehmet Topal, Gökhan Zan, Hakan Balta; Mehmet Aurélio; Kazim Kazim (Tümer, m.90+2), Hamit Altintop, Ayhan Akman (Erdinç, m.81), Ugur Boral (Karadeniz, m.84); y Sentürk.

Goles: 0-1, m.22: Boral. 1-1, m.26: Schweinsteiger. 2-1, m. 79: Klose. 2-2, m.86: Sentürk. 3-2, m. 90: Lahm.

Árbitro: Massimo Busacca (SUI). Mostró cartulina amarilla a Sentürk (m.53).

Incidencias: Asistieron al encuentro unos 40.000 espectadores que llenaron las gradas del St. Jakob-Park de Basilea. Mayoritaria presencia de seguidores alemanes. Los capitanes de ambos equipos, Michael Ballack y Rüstü Recber, leyeron antes del inicio del encuentro un manifiesto en contra del racismo en el fútbol. En el minuto 88, un espontáneo saltó al terreno de juego y fue detenido por los servicios de seguridad del estadio tras recorrer prácticamente todo el terreno de juego.

 





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