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Un desastre sin excusas

El Sevilla, desnudo en defensa, queda fuera de la 'Champions' goleado por el Sporting de Braga

ALBERTO CABELLO

Sin demasiado cartel, menos historial y con una alineación sin mayúsculas, el Sporting de Braga ha hecho añicos la temporada del Sevilla. Lo ha conseguido, entre otras cosas, porque ha de mostrado mejor fútbol en este capítulo doble. Con conceptos sencillos ha dejado en cueros a un equipo con demasiados cabos sueltos. Balón, pase, movilidad, desmarque. Temario de primaria que a los de Antonio Álvarez les suena a chino por lo que se comprobó anoche. La liga de Campeones vuela del Sánchez Pizjuán. Es el primer gran revés de la era dorada Del Nido. Ahora deberá manejar un proyecto herido de muerte en el minuto uno de la temporada. Y lo peor es que en cinco días arranca el dos.

El Sevilla se montó a la grupa del tópico, de esa barrera del primer cuarto hora que en el catecismo de este deporte ordena meter miedo al contrario cuando toca una remontada. Fue un acoso más psicológico que de llegada a portería. Resultó evidente desde muy pronto que iba a ser una velada sin acierto en el último toque. Faltaron los buenos centros de Navas, las dejadas de Kanouté o el recorte de Perotti. El equipo se atragantó de imprecisiones, perdió un poco de fe en cada pase equivocado. Cigarini, el maná para el centro del campo, apareció con las alforjas vacías.

El Sporting resistió la primera sacudida intacto. Reafirmó su idea desde la defensa para, luego, pedir prestado el balón. La iniciativa resultó clave. Una repetición acelerada de lo ocurrido en el partido de Portugal pero sin la necesidad de esperar al segundo tiempo. El equipo de Braga no deslumbra, pero presume de un sentido común apabullante. Tardó 75 minutos en dar un pase equivocado. Con la pelota pegada al pie, a la búsqueda del pase al hueco, perpetró una catástrofe en los locales.

El conjunto portugués ridiculizó a los de Nervión hasta más no poder

El motín de Squillaci, no ha sido el de Esquilache, pero si este acabó con la falda larga, el del defensa ha hecho estallar por los aires los candados de los sevillistas. Fazio y Escudé han fracasado como pareja. Fabricaron una autovía con el asfalto de última generación para la llegada de Matheus y compañía. En una salida desquiciada dibujó el paisaje del primer gol del Braga.

El Sevilla era un puro disparate. Perotti viajaba de banda a banda con la pelota cosida al pie en busca de alguno con su misma camiseta. El esperpento se agigantó con los pasos de los minutos. La ternura de los cuatro hombres de atrás convirtió la travesía de los lusos en un crucero con todo incluído por el Guadalquivir.

Lo peor todavía estaba por venir. La salida de Lima acabó con la mínima opción de evitar el desastre. Tres buenos movimientos describieron la absoluta hecatombe. La segunda parte se convirtió en el teatro del absurdo. El conjunto portugués ridiculizó a los de Nervión hasta más no poder. Fue una opereta desconocida en el Pizjuán desde hace años. Con sólo tres toques en un saque de centro, otra vez Lima se plantó a solas ante Palop para acabar con la paciencia de la grada. El año se presume largo y complicado en un equipo ya en agosto a contramano.

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