El marchador francés Yohann Diniz ha sufrido lo indecible en la prueba de los 50 kilómetros marcha que se ha disputado este viernes en los Juegos Olímpicos de Río. Dicen que ésta es una de las pruebas que llevan más al límite las condiciones físicas del cuerpo humano y Diniz lo comprobó en sus propias carnes.

Todo había empezado de fábula para el galo, de 38 años y que posee el récord del mundo de la especialidad (3:32:33), que comenzó la carrera colocándose como líder de la misma. Sin embargo, medios franceses informaban de que, pese a su gran rendimiento, estaba comenzando a sufrir problemas estomacales.

El francés, tirando de pundonor, continuó con su buen ritmo en la marcha y se puede destacando hasta ponerse como líder en solitario hacia el kilómetro 15. Sin embargo, sus problemas estomacales no remitían, incluso le provocaban una diarrea en plena carrera y que quedaba recogida por algunas instantáneas compartidas en las redes sociales.
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Pese al duro momento, Diniz no se venía abajo y continuaba ocupando el primer puesto de la carrera hasta el kilómetro 30, pasado el ecuador de la misma.

Pero la diarrea le estaba provocando un problema de deshidratación y cuando, ya ocupando puestos más retrasados, marchaba por el kilómetro 36 se desvanecía y quedaba tendido boca arriba en el asfalto del trazado carioca. Pese a todo, Diniz no dudó en levantarse y seguir corriendo, pese a las escasísimas fuerzas con las que contaba.
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Al final, Diniz ha terminado la carrera y lo ha hecho ocupando el puesto 150 con un tiempo de 2:46:43.

Las reacciones en las redes sociales han sido múltiples y encontradas, entre los que consideraban al atleta francés como un ejemplo de entrega y profesionalidad y los que creían que había sido una temeridad por su parte concluir la prueba en esas precarias condiciones y una irresponsabilidad por parte de los servicios médicos de la prueba.