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De diosa del balonmano a vender ropa ecológica

Eli Pinedo, que se retiró en los JJOO de Río, explica su reciente transformación del deporte a la empresa. “La mariposa recordará por siempre que fue gusano”, dice

Eli Pinedo, durante un partido con la selección española.

MADRID.- Sí, claro que ella es un mito del balonmano español. Y una de esas mujeres que originó, desde los Juegos de Londres 2012, eso que hoy es una marca registrada: Las Guerreras. Todavía hoy lo recuerda con el cariño que se dedica a los sueños cumplidos y en los que, pese a todo, ella, Elisabeth, la Eli Pinedo de toda la vida (Amurrio, 1981), pone de ejemplo una vieja frase de Benedetti: "La mariposa recordará por siempre que antes fue gusano". Quizá por eso supo elegir la fecha de caducidad en balonmano, “antes de que la eligiesen por mí” y de no volver a tirar a gol desde aquel partido de los JJOO de Río de Janeiro ante Francia, cuyo recuerdo aún nos enfurece. Hoy, aún discrepamos de tanta mala suerte, aunque hablando con ella uno entiende que ya no vale la pena. Quizá hasta lleve razón: es mejor entrenarse para producir energía que para consumirla. “Yo desde luego, trato de apartarme de las personas que me consumen las energías”, dice.

Y, sí, claro, así es Eli Pinedo, que acaba de inventar un nuevo sueño para vivir y seguir viviendo con la misma calidad de vida. Una marca de ropa ecológica, London 717, de cuyos beneficios destinará un 5% al desarrollo del deporte femenino. Un negocio nuevo que prueba la fidelidad de una mujer que nunca dejará de parecerse a "la niña que empezó jugando al balonmano en el colegio" y entonces descubrió lo más valioso: "Era tan divertido y nos hacia tan felices que parece que fue ayer”. Pero no es verdad. No hay nada que dure toda la vida. De ahí que ahora, a los 35 años, es como si el mito desapareciese y Elisabeth volviese a empezar con las dificultades de todo el mundo. “Siempre hay que invertir para luego tener beneficios”.

Y, sí, claro que el negocio arranca desde lo más elemental, “con una web online" . Y, antes de cotizar en Bolsa, aspira "a abrir una tienda física” algún día. Pero será sin impaciencias, herencia de los partidos de balonmano. “Entonces no sólo aprendí a pelear por mis sueños. También aprendí unos valores de los que me responsabilizo para toda la vida, como el trabajo en equipo. No sé si esto será aplicable a la empresa, pero quiero pensar que sí, que ya tengo unos conocimientos de la vida y que no parto de una página en blanco”.

Momentos y personas

Y, sí, claro que hoy podríamos repasar el mito que fue, hasta poner una canción a cada uno de los 408 goles que marcó con la selección española. Pero quizá sería olvidarse de que Eli Pinedo ya no necesita volver atrás. Al menos hoy, que declara: “Todavía no he tenido tiempo para recapacitar. Mi cuerpo pide calma a voces. Han sido miles de mensajes, mucha gente a la que le ha apetecido coger el teléfono para despedirme y, sin darse cuenta, me han hecho llorar”, añade con la misma naturalidad con la que ganó o perdió en la pista, la diferencia de una vida en la que la vanidad nunca fue bienvenida. “Me quedo con momentos y personas. El palmarés siempre irá después. Pero los momentos que viví o las personas que conocí quedan para toda la vida. Siempre estarán ahí”.

En realidad, nunca será fácil hablar con los mitos. Uno siempre tiene la sensación de que saben más que tú, de que conocen más ciudades y hasta los secretos del éxito. “Pero yo siempre preferí quedarme con ese punto en el que estás rozando el éxito, eso es lo mejor de todo. No hay otra cosa igual y no conviene pasar de ahí, porque luego vuelves a casa y ves que, al día siguiente, todo es como siempre. Si no cambia nada, no vas a cambiar tú”. Máxime porque la realidad siempre fue infranqueable. “Ganabas una medalla y había unos días en los que todo el mundo quería saber como lo habías hecho… Pero, una vez que pasaba una semana, se olvidaban de ti, y era frustrante ver como todo volvía a ser como siempre y no había manera de cambiarlo”. Afortunadamente, nunca se dio por vencida. “Al contrario. El olvido te hacía más fuerte, porque le ponías más pasión, más corazón a tu trabajo. De hecho, son esos los mejores valores que me deja el balonmano”.

Así que, sí, claro que ahora no hay tantas posibilidades de que el mundo empresarial pueda asustarla. “Aunque sé que no va a ser fácil. Pero es que el balonmano tampoco lo era. Quizá por eso hoy me satisface echar la mirada atrás y decir: Mira lo que he conseguido. Y de cara al futuro va a ser igual. ¿Que voy a volver a empezar? Sí, claro, pero es que así lo he decidido yo. Tuve un sueño que nació en mayo, en el mes de las flores”. Y, aunque parezca mentira, reaparecerá la jugadora de balonmano sin necesidad de volver a mirar a portería. “Me gusta la creatividad y a mi compañera Bea Fernández le pasa igual, e inspiradas las dos en el recuerdo de Londres y en la combinación de nuestros dorsales, 7 y 17, creamos la marca, London 717, y vamos a diseñar modelos de ropa ecológica”. El siguiente paso fue el de conocer cómo funciona ese mercado, aprender de la vida o inventar un sueño. Y, en realidad, así es como se vive, reciclándose o reinventándose, palabra de un mito, Elisabeth Pineda, la Eli de toda la vida.

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