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El Doctor Cesc y Míster Fàbregas

G. CABEZA Y P. Gª-CARPINTERO

¿Pero qué le pasa a Cesc? Todo el mundo habla de su talento y juventud, dos cualidades que cultiva y explota en el Arsenal, pero que se difuminan cuando viste la roja de España. El joven gunner no parece bien adaptado, incluso jugando con compañeros que comparten su modo de ver el fútbol, como Xavi e Iniesta, Cesc se pierde entre líneas y deja de ser el jugador resolutivo que tiene enloquecida a Inglaterra.

Todo esto el jugador lo sabe y le hiere. En Las Palmas fue el primero en abandonar el vestuario, no se paró con los periodistas (como es habitual en él), quiere evitar la pregunta incómoda. Esa pregunta que le realizó un redactor de Público en Las Rozas y su cara se tornó en un buen reflejo de tensión. Cesc ha variado su política con los medios en esta concentración. Ha pasado de ser el hombre más paciente del mundo, atendiendo casi hasta la gaceta del barrio que pasara por allí, a esquivar los reportajes. Todo ello por recomendación de su entorno.

¿Y si jugara por Albelda?

Cesc cree que hay ocasiones en las que se solapa con Iniesta y Xavi. Retrasar su posición sería una solución, él no lo vería con malos ojos, al contrario, ya que ahí volvería a llevar galones. En el partido ante los norirlandeses se le pudo ver agobiado entre esa maraña de jugadores que tejió Worthington.

Y es ahí, en la posición que ocupa habitualmente Albelda, al servicio destructivo de la selección, donde Cesc encontraría su sitio. Ahí la estadística no miente. En el Arsenal todas las jugadas se inician en sus botas y no hay gol que no haya pasado antes por sus pies, pero en España nada de nada.

Ahora tiene tiempo para la reflexión. Este fin de semana no juega por sanción y Wenger le ha concedido descanso. El francés sabe que necesita desconectar y olvidarse del mal trago de la selección. Por eso le ha dado permiso para quedarse en Madrid de asuntos personales y de paso para reencontrarse consigo mismo.

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