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El 'Dream Team' espera a una España sin mácula

Navarro y Marc Gasol lideran la rutina de éxito ante Lituania

MIGUEL ALBA

En el día en el que Pau Gasol continuaba su plan de Laker en el Palau Blaugrana, su equipo de los veranos, la selección, se mantenía inmaculado. Ocho partidos, otras tantas victorias. De nuevo ante Lituania, por tercera vez en apenas quince días.

Uno de los rivales del Mundial, plagado de bajas, deficitario de argumentos y cargado de complejos en cuanto los partidos obligan a sacar el carácter. El máximo exponente aparecerá mañana ante la enésima versión del Dream Team en la Caja Mágica. El partido que terminará de marcar tendencias antes del viaje a Turquía, que definirá cuál es la verdadera versión del grupo de Scariolo.

Por momentos, España expone su instinto. Su baloncesto fluido. El tiro de gracia de Navarro. La concatenación de esfuerzos en defensa. La velocidad inteligente de Calderón. La solidaridad en el rebote. Pero los partidos aún no rebosan de esa armonía. Necesitan una segunda lectura en la pizarra. Es como si a los de Scariolo les costase soltar momentáneos lastres de pereza e imprecisión.

Sucedió ante Argentina y Brasil. Ayer volvió a repetirse ante Lituania. En ocasiones, por falta de agilidad en ataque. Lagunas erráticas alimentadas por el modo en off de Navarro y Rudy, dos de los mayores encargados de la producción de puntos. Un rol que también señala a Marc Gasol.

El administrador de la serenidad ante Lituania (7-4, m. 3) hasta que Kleiza quiso reivindicarse. Su énfasis por el liderazgo de la anotación con Marc dio sentido a la tercera prueba ante los lituanos.

Un partido que obligó a rebuscar en las soluciones ideadas para Turquía. Con Llull y Calderón metiendo dientes en defensa para finiquitar la propuesta de velocidad lituana; con Mumbrú, muy activo en la lectura de los cortes en la zona; con Fran Vázquez y Garbajosa cosiendo sus minutos en pista a una tarea de brega que mantenía el intercambio de adrenalina en el marcador (26-31, m. 13).

En ese sudor empezó a aparecer la alegría. Con Kleiza arrinconado por la sucesión de parejas (Garbajosa, Claver y Felipe Reyes) y un par de variantes en la defensa en zona, España normalizó los guarismos con la regularidad de Marc y el despertar de Navarro.

Un parcial de 23-10 (44-37, m.17) vació de contenido el penúltimo experimento antes de Turquía. Los de Scariolo acompasaron la defensa a la orgía de puntos del tercer cuarto (25), ya sin renglones torcidos. El 74-54 del minuto 30 confirmaba que el partido era ya un muñeco roto. El último cuarto llenó de juego a San Emeterio.

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