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Exquisito Reyes

El extremo marca un golazo y gobierna con su zurda

LADISLAO MOÑINO

Agarrado a la exquisita pierna izquierda de Reyes, el Atlético mantiene la esperanza de alcanzar Europa. El partido fue suyo de principio a fin. Cuando su equipo le acompañó en la primera media hora y cuando tuvo que sostenerlo él solo una vez más.

Pronto enseñó Reyes la distinción de los zurdos. Conducía el balón hacia la frontal del área cuando decidió cambiar de dirección y perfilarse para el disparo. No la rompió. Mezcló exquisitez y sorpresa en un disparo fabuloso. Metió el interior del pie para dibujar una rosca espectacular. La pelota dibujó una de esas trayectorias que convierten el fútbol en una cuestión de geometría y estética. Cuando el balón iba a mitad de camino parecía que se marchaba fuera; cuando Diego López lo tenía a menos de un par de metros la escuadra estaba esperándolo.

La exquisita zurda de Reyes encajaba con el partido que estaba jugando su equipo desde el balón. Esta vez pareció que no iba a estar solo, que no iba a ser un islote de desborde y fantasía como acostumbra. El Atlético quería la pelota y la cuidaba con Tiago y Mario Suárez. La propuesta del Villarreal pareció animar a tocar con cadencia y criterio a un equipo que generalmente pretende resolver sus ataques con pocos toques, casi siempre en vertical. No, esta vez el Atlético mandaba ante un rival desconcertado por sentir que le habían cambiado los papeles. No se encontraba el Villarreal. No aparecían ni Cani, ni Cazorla. Tampoco gobernaba Borja Valero ni Bruno se imponía en el quite.

Reyes empezó a ser la única esperanza para fabricar fútbol dañino

En ese tiempo de dominio rojiblanco se echó de menos que sus delanteros estuvieran más finos para crear espacios y para desequilibrar. No han tenido muchas ocasiones ni Agüero ni de Forlán de jugar un primer tiempo con su equipo en ese estado de bienestar con el balón. Esa armonía se acabó con el gol de Rossi. Otro zurdazo. Otro gol de categoría. Le tocaron una falta en corto en la frontal del área al italiano y su golpeo fue perfecto. A media altura, potente y colocado junto al palo derecho de De Gea.

Ya no volvió a ser el mismo el Atlético. Bueno, sí, fue una fotocopia de partidos anteriores. Reyes empezó a ser la única esperanza para fabricar fútbol dañino. Durante un buen rato ya nadie más le acompañó con regularidad a la hora de construir algo colectivo. Forlán sacó un par de disparos duros que resolvió bien Diego López antes de que Filipe Luis se soltara y acabara filtrando un pase por encima de la defensa al Kun.

Fue uno de esos balones que Agüero agradece con definiciones sutiles. Forcejeó con Musacchio, le metió el cuerpo y elevó la pelota por encima de Diego López. De nuevo con ventaja reapareció el mejor Atlético. Por supuesto, con la pierna izquierda de Reyes como bandera y causante principal de que Forlán, por fin, viera puerta.

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