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Feo punto de partida

El Madrid empata en su debut en Palma con un fútbol mediocre y fue superado por el Mallorca en la primera mitad. Mourinho elige una alineación con pocos constructores y tuvo que rectificar a la hora de juego

LADISLAO JAVIER MOÑINO

Tres meses después de Pellegrini, el Madrid de Mourinho empezó la temporada con los mismos malos síntomas con los que concluyó la anterior. Incluso el discurso de luso se ajustó a los mismos parámetros que los del chileno: se enorgulleció de que le tiraron poco y le crearon pocas ocasiones.

Pero entre medias apenas no hubo nada. Salió el Madrid al campo con una alineación temerosa, con más hierro y velocidad que seda y toque. Sólo con los cambios en el segundo tiempo, cuando entraron Özil y Khedira, más otro delantero, Benzema, pudo ganar a un Mallorca que le planteó un partido muy incómodo.

El arreón final que le pudo dar los tres puntos coincidió con los dos alemanes en el campo. Aparecieron ocasiones claras para Cristiano y para Higuaín, pero los dos delanteros se estrellaron contra Aouate. En la oportunidad de Cristiano se volvió a evidenciar un viejo defecto que comparten él e Higuaín. Ninguno mira al otro cuando se plantan ante el portero. Esta vez fue el portugués el que no quiso saber nada de lo que sucedía unos metros a su derecha.

También chirría ver a Higuaín sólo en punta, una imagen de equipo pequeño

Higuaín, en cambio, abusó de su recurso preferido: echársela larga y a un lado del portero para desbordarle por velocidad. Aouate se lo tenía muy estudiado porque las dos veces que Higuaín le encaró le sacó el balón con limpieza. En una que tuvo el gol franco, le dictó la dirección del remate al meta israelí. La venda en la cabeza por un rodillazo fortuito del propio Higuaín realzó su condición de héroe del partido.

Lo que cuesta procesar en este equipo es que con esa nómina de jugadores el problema sea el balón una vez más. Que no tenga juego combinativo. Y será difícil que lo tenga con Lass estorbando a Xabi Alonso en la sala de máquinas. El mismo dilema de la temporada anterior. El mismo aburrimiento.

La alineación de Mourinho también tuvo mucho que ver en el bodrio, sobre todo en el primer tiempo. Renunció el portugués a Khedira y a Özil, que construyen más que Lass y Di María. El argentino, pegado a la derecha, enseñó lo disparatado que puede llegar a ser el mercado. El Madrid ha pagado a 30 millones de euros por un futbolista de una pierna, que no se fía de su derecha ni para controlar un pase largo. Tampoco es Maradona con la izquierda...

El Madrid ha pagado 30 millones por Di María y sólo tiene una pierna

También chirría ver al Madrid con un solo delantero. Juega Cristiano, pero lo cierto es que la imagen es la de un sólo jugador, Higuaín, pegándose con los defensas, desmarcándose o presionando. El retrato es de equipo pequeño. No se juntó el Madrid alrededor del balón y así es imposible jugar a algo, dar la sensación de dominio y de control del juego. Recibiera el que recibiera, en la mayoría de las ocasiones el jugador más cercano estaba a ocho o diez metros. No tenía posibilidades de triangular, de sacar el recurso más eficaz contra la reducción de espacios que hoy gasta cualquier equipo.

El Mallorca, por ejemplo. La primera parte fue suya en términos de colocación y en intención. De Guzmán y Martí le ganaron en el fútbol trabado a Lass y a Alonso. Y Nsúe y Castro hicieron daño por los costados. Desaparecieron cuando Mourinho le cambió la cara a su equipo, cuando puso más jugadores para jugar al fútbol. Özil descubrió un par de desmarques y Khedira elaboró mejor que Lass y mezcló mejor con Alonso, algo que se intuye desde el año pasado. Entonces, Lass ya era una rémora. 

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