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La fotocopia de dios

El croata Modric, una de las sensaciones de la Eurocopa, es para muchos el ‘doble’ de Cruyff. El parecido físico y algunas similitudes en el juego, disparan las comparaciones

LADISLAO J. MOÑINO

Hace cuatro décadas la estampa de una melena al viento, con el flequillo a la altura de los ojos, la conducción elegante, con la cabeza erguida y la pelota amansada en el exterior de la bota, hubiera tenido un dueño indiscutible: Johan Cruyff. Aquella silueta y aquel ‘look’ correspondían a un futbolista que contenía varios jugadores en uno solo. Las greñas eran la seña de identidad de una generación de jugadores holandeses que vivió, a su manera, el mayo del 68 en Amsterdam.

La revolución de la organización desorganizada del Ajax y la Naranja Mecánica se ajustaba a los aires de libertad y creatividad que corrían. “Haz del fútbol un arte, no una guerra”, rezaba una pintada del viejo estadio del Ajax. Ahora, ese perfil de imagen dejada y conducciones eléctricas corresponde al croata Modric, una de las sensaciones de esta Eurocopa. Como Cruyff, tiene los pómulos afilados y luce esa cabellera larga y rebelde, aunque tiene menos estatura.

“Creo que la comparación viene por su parecido. Son hermanos de cara. Futbolísticamente, Modric se mueve bien en corto, como Johan, y tiene mucha calidad. Sin embargo, con 23 años Cruyff ya era el mejor. A Modric le queda mucho por recorrer y trabajar”, dice De la Cruz, compañero del Flaco en el Barça.

Sadurní, portero de aquel equipo del 73, también aprecia el parecido: “Llevan el pelo igual. De Modric me sorprende su juventud, pero no se le puede comparar con Johan. Sobre todo con el del primer año de Barcelona. Luego hizo lo mismo que Ronaldinho, todo el día en el gimnasio”.

“Le he seguido muy poco, pero me parece más bajo que Cruyff. Eso sí, tiene un buen cambio de ritmo cuando juega entre líneas. Pero el cambio de marcha que tenía Johan todavía no se lo he visto a nadie”, afirma Costas. “Me sorprendió porque es bajito y tiene clase, pero no es Johan”, asevera Marcial.

La comparación se catapultó el día que Modric debutó con Croacia. El único dorsal que quedaba libre, el 14, el mismo que vestía Cruyff en la selección holandesa. Primero en Croacia y luego en el fútbol europeo se empezó a hablar de un chico frágil que culebreaba con el balón entre acelerones y frenazos en seco. El mismo Modric alimenta la historia recordando que siendo niño se le acercó un desconocidco prendado de su juego y le regaló una camiseta con el número 14 de la selección holandesa.

La estatura fue lo que le pudo jugar una mala pasada. Como a Boban, le rechazaron los técnicos del Hajduk Split con 12 años por tapón. Lo fichó el Dinamo de Zagreb, que le cedió al Mostar, donde Modric reconoce que se hizo hombre de tantas patadas que recibió. La supervivencia en Bosnia le devolvió al Dinamo de Zagreb y de ahí a ser comparado con Cruyff.

”Modric tiene sus habilidades, algunas parecidas a las de Johan, pero la diferencia abismal entre uno y otro la marca la personalidad. El chico éste es cierto que juega con la cabeza levantada, pero no tiene el mando de Cruyff a su edad. El Flaco era dios, el dueño del partido desde que empezaba hasta que terminaba. Controlaba a los rivales, al árbitro y a nosotros”, relata Asensi.

“La principal similitud que veo entre ambos es que Cruyff ha sido uno de los jugadores más rápidos en la conducción del balón. Además, supuso una revolución. Ahora hay mucha gente rápida, pero este Modric es muy grande en este aspecto. También maneja el balón muy bien con ambos pies. Cruyff no era nada individualista. Como a Modric, le gustaba hacer jugar al grupo”, asegura Clemente. Camacho, que tuvo que desmontar todas las habilidades de Cruyff , es el que menos parecido encuentra: “Modric no tiene nada igual a Johan. Es hábil, descarado cuando llega al área, que siempre la busca, pero no creo que tenga el peso en Croacia que Cruyff tenía en Holanda”.

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