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Cuando Francia era mejor

Camacho apeló entonces lo que pasa ahora: 'Algún día deberá vencer España'

ALFREDO VARONA

Mendieta era el lanzador de penaltis y ya no estaba en el césped. Camacho, el seleccionador, tenía la camisa empapada en sudor y las pulsaciones altísimas. Eran los cuartos de final de la Eurocopa de los Países Bajos del año 2000. La derrota de España parecía incurable frente a Francia. Pero el último minuto anunció la esperanza con un penalti en el área de Barthez que sólo se atrevió a lanzar Raúl: '¿Quién lo tira?', gritó Camacho, '¿quién tiene huevos de tirarlo?'

Y apareció Raúl, que tenía 21 años, el número '10' y el lenguaje de los héroes. Su pie izquierdo, sin embargo, no le hizo caso. Tiró el balón al cielo ante la mirada de Barthez, el portero francés, que entonces era uno de los más protegidos del planeta. Tenía Francia un equipo de fábula, como en sus mejores épocas. Había jugadores de acero como Thuram, Vieira o Desailly que concedían máxima libertad a Djorkaeff, Henry, Trezeguet.... Y, sobre todo, a Zidane, que entonces parecía un ministro con la pelota. No necesitaba ni entrenador, como insistía Roger Lemerre: 'Él sabe cuando parar o acelerar para esquivar a los rivales'.

Francia, en realidad, era el equipo que Camacho soñaba para EspañaAquel grupo de futbolistas, que dos años antes había ganado el Mundial, estaba en su momento. No había partido en el que perdiese la paciencia. Francia, en realidad, era el equipo que Camacho soñaba para España, pero sólo llevaba dos años desde que sustituyó a Clemente, 'y un equipo necesita tiempo'. Tenía buenos talentos, pero no jugadores determinantes. Y no era nada nuevo, porque la historia casi siempre fue así y España jamás presumió de un medio campo formado por Giresse, Tigana y Platini como el de la maravillosa Francia de los ochenta.

Sin embargo, en la sala de prensa del estadio Jan Braydel de Brujas, Camacho no resignó al dolor de la derrota. Y en voz alta explicó que no siempre sería así. 'Algún día deberá vencer España'. Fue un desafío a la historia, a los malditos partidos de cuartos, al error de Arconada en la final de la Eurocopa 84 y, en definitiva, al mundo entero. Camacho siempre fue así, nunca supo vivir en paz frente a la derrota, porque 'no te impide volver a intentarlo'. Doce años después, ya no está Camacho, que trabaja como seleccionador de China. Pero el mundo se parece al que él imaginó en aquella noche en Brujas. Ahora, España es el campeón del mundo y el ejemplo en el que se inspira Laurent Blanc, el actual seleccionador francés. 'Los entrenadores franceses no podemos seleccionar a nuestros jugadores según criterios físicos. Así nunca aparecerá un Iniesta'. Ahora, como pasaba con la España de Camacho en el año 2000, la que se reconstruye es Francia tras una época odiosa con Domenech.

España es el dueño del balón y el país que tuvo a Platini o a Zidane suspira por un jugador como XaviBlanc sólo lleva dos años, pero a la urgencia valora poco esas cosas. Sólo sabe que el mundo se ha vuelto del revés, que España es el dueño del balón y que el país que tuvo a Platini o a Zidane suspira por un jugador como Xavi. 'Necesitaríamos a alguien como él', señala Giresse, uno de los talentos de la Francia de los ochenta y que ahora juzga que España fortalece todo lo que significa el fútbol. 'Un día en una reunión en Egipto, después del Mundial de Sudáfrica, me encontré con el seleccionador español y se lo dije: 'Señor Del Bosque, España juega como la Francia de Platini'. Así que tal vez sea motivo suficiente para superar a Francia ya y olvidar para siempre errores absurdos como el de Arconada, cuando la pelota de Platini le pasó por debajo del estómago en París. 'Me fui para casa a afrontar la situación con mi familia'.

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