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El Fulham nunca se rinde

Un buen consejo para el Atlético: nunca subestimes al Fulham

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Un buen consejo para el Atlético: nunca subestimes al Fulham. Este equipo modesto hecho con jugadores descartados de otros clubes ha aprendido a no tirar la toalla. En el último partido de la Liga de 2008, estaba descendido a 20 minutos del final. Se salvó y en la temporada siguiente quedó séptimo, su mejor clasificación de la historia.

Lo mismo ha ocurrido esta temporada en la Liga Europa. La prensa y, sobre todo, los jugadores señalan al culpable, el entrenador, Roy Hodgson. Experiencia le sobra. Lleva 34 años en los banquillos desde que debutó en Suecia en 1976. Su falta de ambición y sencillez parecen de otra época. Admite que su único interés no fue nunca el dinero o los títulos, sino sencillamente seguir trabajando. Tuvo su momento de gloria en 1997 cuando entrenó al Inter de Milán y lo llevó a la final de la Copa de la UEFA (perdió en los penaltis ante el Schalke 04). Después, se conformó con ir enlazando contratos y conocer países: Emiratos Árabes, Suiza, Dinamarca, Noruega...

'Si piensas que un entrenador debe ir siempre hacia arriba, bueno, ese no ha sido mi estilo', ha dicho este año. 'He ido hacia arriba, hacia abajo y hacia los lados. Un gráfico de mi carrera sería como un cuadro de Kandinsky'.

El artífice de su éxito es el entrenador: Roy Hodgson

Un poco como Luis Aragonés en España, Hodgson da pocas instrucciones pero muy claras. Sus jugadores siempre saben lo que tienen que hacer. El Fulham juega con un 4-4-2 muy inclinado hacia atrás. Su fortaleza defensiva ha desespe-rado este año a los delanteros de Juventus y Hamburgo. Los laterales no suben mucho, porque tampoco son muy buenos en los centros. Los centrocampistas están más cerca de la defensa que del ataque.

Es un poco el estilo inglés de toda la vida: balones largos para que Bobby Zamora baje la pelota y espere a que lleguen sus compañeros. Nunca pierden la paciencia. Si van 0-0 en el minuto 85, seguirán jugando igual.

El portero, el australiano Mark Schwarzer, es de los que dan todo el crédito a su entrenador: 'Puede ser a veces un tipo algo furioso, pero así debe ser. No conozco a ningún entrenador de nivel que no tenga esos arranques de mal genio'.

Hodgson no es un maestro de la táctica, pero sabe que, con jugadores limitados en una plantilla pequeña, cada uno tiene que cumplir su función. Y lo deja claro. 'Cuando me despierto en mitad de la noche, sé perfectamente hacia dónde tengo que correr en el campo', dice el delantero Zoltan Gera.

Los jugadores están ante una oportunidad que no se repetirá

Sus dos jugadores más peligrosos en ataque Zamora y el ex Chelsea Damien Duff salen de sendas lesiones y llegarán muy justos a la final, razón de más para que el equipo tenga como prioridad proteger al portero.

Al igual que el Alavés en la famosa final de la UEFA de 2001, el Fulham ha cumplido de sobra tras haber jugado 60 partidos esta temporada. Pero los jugadores saben que están ante la mejor oportunidad de sus vidas, una que quizá no se vuelva a presentar. 'Lo que hemos conseguido en estos dos años es increíble', dice Schwarzer. 'Y no quiero que termine'.

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