Este artículo se publicó hace 14 años.
De Gea evita el ridículo
El canterano salva a su equipo con tres grandes paradas ante un Celta que fue muy superior (1-1)
Una propuesta futbolística con el freno de mano puesto puede matar el espíritu de un partido, de un equipo y de un estadio entero. La Copa es la única tabla de salvación que le queda al Atlético. La única competición que ha levantado el ánimo de su decaída hinchada, que ayer volvió a abroncar al equipo.
La trascendencia de partido y el escenario demandaban electricidad, el espíritu indomable de la Copa, el fútbol visceral exhibido ante el Recreativo. Ataques masivos, capacidad de intimidación ante un rival de una categoría inferior. Pero Quique no desea la ida y vuelta. No quiere que se le descabalguen los partidos. Y pasa lo que pasa por castrarle al equipo ese fútbol emocional que es el único que le funciona y con el que transmite algo. Es el único que hace explotar al Kun continuamente y no le aísla ni le deja a expensas de fogonazos intermitentes.
Con ese orden innegociable la pelota se la queda el contrario para bochorno de la grada. O De Gea termina siendo el mejor y la afición se desmoraliza. El canterano le lanzó otro guante a Quique y a su competidor, Asenjo, con tres paradas soberbias. El Calderón lo tiene claro: quiere a De Gea bajo los palos.
Tampoco estuvo fino Quique en la elección del once. Alineó a Pernía sin calibrar su falta de ritmo y la capacidad de desborde de Ábalo, que se cebó con él. En realidad, se cebó todo el Celta. A los tres minutos, Perea y Domínguez se tuvieron que comer un taconazo de Iago Aspas que plantó a Trashorras sólo ante De Gea. Un gol de alta escuela. Ni siquiera el empate de Tiago levantó al Atlético.
Tampoco achantó al Celta, que siguió a lo suyo. Dio más pases seguidos que el Atlético en toda la temporada. El partido fue suyo desmintiendo la propuesta de Quique. No se puede entender que el Celta sí sepa qué hacer con la pelota, que la mueva y la burle y que un equipo como el Atlético renuncie a ella. Que espere vivir del orden y de lo racional en un partido que demandaba otros parámetros. Que exigía crear una electricidad emocional que Quique castró en la pizarra.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.