Del cielo al infierno en cuestión de días. Parece ya una costumbre. El Atlético de Madrid, recién clasificado para las semifinales de la Liga Europa hace un par de días, salió este domingo escaldado ante el equipo menos goleador de la Liga. El conjunto rojiblanco sucumbió con dolor en su visita a Cornellà ante un Espanyol sin compasión. Perdió por 3-0, pero podrían haber sido más. Así las cosas, mientras los de Pochettino se alejan del descenso, los de Quique, lo hacen de los puestos europeos.

Al Espanyol le salió casi todo bien. Su único lunar, no llegar al descanso con superioridad en el marcador. Pochettino exigió intensidad y la logró ante un rival que parecía no jugarse nada. Agüero comenzó el choque en el banco por 'una sobrecarga', según su entrenador. Sin el Kun de inicio, el mejor entre los rojiblancos comenzó siendo De Gea, que también terminó como el más destacado. Su sangre fía bajo palos desquició al principio a todo el Espanyol y, sobre todo, a Osvaldo.

Contra todo pronóstico, Pochettino apostó tras la reanudación por el toque de Verdú en detrimento de la velocidad de Marqués. El cambio fue tan sorprendente como eficaz. La primera pelota que tocó el catalán sirvió para tejer una combinación letal que acabó en gol de Víctor Ruiz. Sí, un central culminó lo que antes no habían hecho sus compañeros de arriba.

¿Y la reacción de Quique? Pues la previsible: dar entrada a Agüero. Con el argentino, quizá por eso de la intimidación, consiguió arañar metros hacia la portería de Kameni. Pero poco más. Forlán ya estaba desquiciado. Por si acaso, el Espanyol no se fió y, redimiéndose de sus pecados de la temporada, logró matar el partido gracias a un cabezazo de Osvaldo.

Antes, Kameni había salvado un mano a mano ante el Kun. Fue la única actuación del camerunés. Alonso, en el descuento, hizo el tercer gol.