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La gran reválida de Pellegrini

El chileno y el Madrid necesitan un golpe de autoridad en San Siro para recuperar la credibilidad del proyecto

L. J. MOÑINO

Milan. San Siro. Un infierno histórico para el Madrid. Allí pasará hoy su gran reválida Pellegrini. En medio de la vorágine que sacudió al club tras el Alcorconazo, el partido de esta noche fue señalado como clave desde la zona noble del Bernabéu. Desde los despachos se hablaba de un debate en el que se cuestionara todo si se diera un derrumbe catastrófico esta noche.

Pellegrini fue ratificado el domingo por Florentino Pérez, pero una debacle condicionaría su futuro a lo que sucediera en el Calderón. Este Madrid que no termina de despegar necesita un golpe de autoridad en un partido de máxima exigencia. Gran parte de la credibilidad de Pellegrini y de los jugadores pasa por lo que hagan esta noche ante un rival que le sacó los colores y todos sus defectos en el Bernabéu.

Hace dos semanas, el Milan hizo sangre que aún corre por el banquillo madridista. Fue una derrota muy dura, porque se dio en la competición por excelencia del Madrid y de su hinchada, en el escaparate desde el que Florentino Pérez pretende recuperar el lugar en el mundo del club.

En verano consiguió, con aquellas presentaciones estelares y millonarias, que el Madrid volviera a ser una referencia planetaria en poco tiempo. Cuando la pelota ha echado a rodar, la brillantina y el glamour se le han caído a la primera que el viento ha soplado en contra: Sevilla, Milan, Gijón y Alcorcón.

Con la misma facilidad con la que la institución se situó en primera fila del fútbol mundial, se ha instalado en el primer plano mediático planetario por resbalones como el de la Copa. Frente al acoso mediático, Pellegrini se ha envalentonado: 'Tengo la misma tranquilidad que he tenido siempre. Se ha creado una distorsión de la realidad. Hemos logrado un 80% de los puntos en la Liga y somos punteros del grupo de la Champions. La crisis de resultados de la que se habla no se ajusta a la realidad deportiva'.

Se olvida Pellegrini que necesita recurrir a la épica para no caer en la Copa con un Segunda B. También pasa por alto los sentimientos y las sensaciones. Se defiende con números. Extraña ese enroque suyo, que siempre articuló su discurso desde un 'compromiso estético con el espectador' que le cuesta reconocer que no está cumpliendo.

Ante el Getafe, el escudo fue más decisivo que la pizarra, aunque hubiera cambios importantes como la suplencia de Raúl. Puede ser que esta noche el Madrid afronte por primera vez un partido trascendente sin su capitán. El problema es que las sospechas no conectan el relevo con las prestaciones de Higuaín, llamado a suceder a Raúl, a su velocidad, su potencia y su gol, sino a la fuerte presión presidencial. Pellegrini empieza a firmar su fin.

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