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Hamilton luce su madurez

Triunfo del inglés y abandono de Alonso tras un error

ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ

Arrogante, descarado, marrullero, ambicioso y valiente, Lewis Hamilton es un portento. Siempre fue el máximo rival de Fernando Alonso en la lucha por el título y ahora es el máximo favorito. El inglés, enfermizamente impulsivo no hace demasiado, exhibe esta temporada una creciente madurez que le hace muy peligroso, casi imbatible en circunstancias normales. El joven campeón de McLaren al que muchos han tachado de loco a lo largo de su vertiginosa carrera dominó sin despeinarse una carrera esquizófrenica y, quién lo diría, su triunfo en el subyugante circuito de Spa le devuelve al liderato del Mundial a sólo seis citas del cierre.

Hamilton y su equipo completaron un fin de semana perfecto. El británico, segundo en la parrilla, aprovechó la pájara de Webber en el arranque para auparse a la cabeza del pelotón, puesto que, con lluvia o sin ella, ya no abandonó. La escudería inglesa y su estrella señalaron en Bélgica el camino de la excelencia en el que Ferrari y Alonso parecen incapaces de asentarse.

Los bandazos tácticos de la escudería italiana y los inusuales errores del español son demasiado lastre en un campeonato tan exigente. En Spa, los ingenieros ferraristas jugaron a augures del cielo y fallaron con estrépito. No es la primera vez. Anunciaron diluvio permanente, lastraron el F10 de Alonso con piezas exclusivas para correr bajo el aguacero... y la lluvia apareció intermitente y a destiempo.

Alguersuari fue penalizado con 20 segundos y perdió su décima posición

Un desastre que el asturiano intentó maquillar con una buena salida pasó de la décima a la octava posición, pero que Barrichello arruinó en la siguiente vuelta cuando, tras un frenazo mal calculado, embistió violentamente al Ferrari de Alonso. Este, tras pasar por el garaje, siguió en carrera y tiró al límite hasta pasar de la última a la octava plaza, pero a falta de seis vueltas, cuando buscaba más puntos, midió mal un piano, pisó la hierba artificial que rodea el asfalto, patinó y se estrelló contra el muro. Punto y final.

Las buenas noticias para Alonso es que antes que él ya se había bajado de su coche Button después de ser avasallado por la enésima pifia de Vettel, y que este, decimoquinto, no sumó punto alguno. Las malas, la victoria de Hamilton y el segundo puesto de Webber. El inglés y el australiano se destacan en lo alto de la clasificación, y ambos han certificado una regularidad que les convierte en candidatos principales al título.

Los ingenieros ferraristas jugaron a augures del cielo y fallaron con estrépito

De aquí al final, sólo la recuperación de los mecanismos que han edificado la mística de Ferrari, y que hoy parecen oxidados, puede meter de lleno y con certeza al equipo italiano en la pelea final. Los errores le han condenado y, a partir de ahora, serán letales.

Si no, que se lo pregunten a Pedro de la Rosa. El barcelonés salió último porque aprovechó la mala calificación del sábado (22º) para cambiar el motor. Remontó hasta el décimo puesto, pero una salida de pista bajo el aguacero le impidió sumar un punto.

Alguersuari terminó décimo, pero dos horas después los comisarios consideraron ilegal su adelantamiento a Liuzzi, a dos vueltas del final, y le impusieron 20 segundos de penalización que le hacen retroceder tres posiciones.La sanción no ensombrece una notable actuación.

Fernando Alonso no exhibió disgusto ni abatimiento alguno por el abandono de Spa. Al contrario, defendió a capa y espada su actuación y las decisiones de Ferrari. Y echó la culpa de lo sucedido a la embestida de Barrichello. “Si hubiese pasado la primera vuelta normal, igual ahora mismo estaba en el podio, así que lo de arrepentirse o no de los reglajes, cuando hay una carrera en la que uno (Barrichello) te golpea el coche, te lo daña, quedo en última posición a 20 segundos del penúltimo, remonto y estaba a diez segundos del podio cuando abandoné, creo que eran perfectos”, argumentó. “Antes de que comenzase a llover íbamos octavos y los dos Mercedes tenían que cambiar neumáticos porque no habían parado todavía. Así que pensábamos en la sexta posición, que después del golpe en la salida y los daños en el coche era una buena recompensa, pero se puso a llover y los Mercedes aprovecharon para parar y no quedaba otra que adelantar en la pista en las últimas vueltas.Faltaban siete vueltas para el final y la octava o novena posición me servía realmente de poco, así que había que arriesgar para sumar más puntos, porque esos no eran representativos. Quise adelantar, toqué el bordillo y la hierba artificial y ahí se fue el coche”, añade. Con todo, cuando se le pregunta si aún piensa en ser campeón del mundo, el español no duda ni un ápice y contesta con rotundidad: “Sí”. 

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