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El huracán del siglo

El Liverpool somete al Madrid a una goleada sonrojante y le saca otra vez de Europa con mucha antelación. Benítez suelta de táctica al Liverpool y sus jugadores arrollan desde el primer minuto. El Niño ajusta cuentas

JOSÉ MIGUÉLEZ

Torres tenía esta noche pendiente. Se la debía a sí mismo, a su abuelo, más a su vieja camiseta que a la nueva. Se la adeudaba el Madrid, el equipo que saboteó su reputación en los tiempos del Atlético, contra el que tantas veces tropezó, al que nunca había sido capaz de derrotar. Se la guardaba a Casillas, el cancerbero imposible de batir (hasta ayer, sólo una vez), el meta que le prohibió la gloria con insistencia. Y El Niño se cobró la deuda. Casi le cuesta el físico (los defensas blancos trataron de reponerse a patadas de la humillación), pero se la cobró.

Liderado por las ganas de venganza de su 9, pero con todos sus hombres sumados a la fiesta, el Liverpool pasó por encima del Madrid. Si en el Bernabéu el equipo inglés utilizó su energía y su inteligencia en beneficio de la táctica y el fútbol destructivo, con la única finalidad de bloquear al Madrid, en Anfield la gastó toda para arrollarlo, para desbordarlo una y otra vez, para sacarlo de Europa a gorrazos.

Se quedó a un lado la pizarra a la que se redujo el combate de la ida y le tocó el turno a los jugadores. Fue esta vez un duelo de futbolistas y la comparación resultó hasta ofensiva. Podría cifrarse en tres divisiones la diferencia entre unos y otros. Los de casa, aunque sin perder nunca el orden y la sensación de equipo, infinitamente más grandes uno a uno que la caricatura de los visitantes. El partido fue una broma.

Casillas prolongó artificialmente la respiración del Madrid durante un cuarto de hora. El portero de los milagros sostuvo a duras penas el huracán que empujó a los ingleses (más bien a los españoles, otra vez en la alineación local había más nacidos en la península que en la del Madrid) desde el pitido inicial. Primero le sacó con el pie y vencido hacia el otro lado un remate ajustado de Torres después de una maniobra maravillosa: un recorte con el tacón, el reverso más rápido del mundo, que dejó clavado a Cannavaro. Y después sacó con la mano un zambobazo brutal de Mascherano.

Dio igual. El Liverpool llegaba una y otra vez, salió decidido a comerse la eliminatoria. El Madrid no consiguió poner el pie en el campo. La defensa no podía sujetar, el centro del campo no olía la pelota, la delantera no existía. Todo era Liverpool, Liverpool y Liverpool. Los goles tarde o pronto tenían que llegar (el segundo, con un favor arbitral que su superioridad no necesitaba). Benítez no ordenó bajar de revoluciones hasta el 3-0, muy poco después del descanso.

Por entonces, Torres seguía en el campo, pero simplemente por dignidad. Pepe, Cannavaro y Heinze le aconsejaron a mamporros que no se cebara más, que ni se acercara. Le dio igual, a esas horas ya era héroe. Como Gerrard, un centrocampista sideral, como Babel, como Kuyt, Como Xabi. Como todos.

El Madrid jugó con el traje de gala para Juande, pero murió por incapacidad, apabullado. Esta vez no jugó mal, la leyenda que maldice al Madrid cuando sale Robben, es que ni siquiera jugó. Se limitó, sin éxito, a sobrevivir. De nada le valió la musculatura, la pericia defensiva de Juande. Fue una calamidad en todo. El final de una época. La defunción acelerará sus revoluciones pendientes.

4 - Liverpool: Reina; Arbeloa, Carragher, Skrtel, Fabio Aurelio; Mascherano, Alonso (Leiva, m. 59); Kuyt, Gerrard (Spearing, m. 72), Babel; y Torres (Dossena, m. 83).

0 - Real Madrid: Casillas; Ramos, Pepe, Cannavaro (Van der Vaart, m. 64)), Heinze; Robben (Marcelo, m. 46), Lass, Gago (Guti, m. 77), Sneijder; Raúl e Higuaín.

Goles: 1-0. M. 16. Balón largo del Liverpool, Lass mide mal, Cannavaro falla en un intento de despeje de chilena al que se adelanta Torres, Pepe pifia en el cruce y Kuyt, solo, da el pase de la muerte para que Torres marque a placer. 2-0. M. 27. Gerrard, de penalti sancionado por unas manos de Heinze (la dio con el hombro) ante Arbeloa. 3-0. M. 50. Babel se va de Ramos por la izquierda, centra y Gerrard fusila desde el corazón del área. 4-0. M. 88. Dossena culmina un contragolpe.

Árbitro: De Bleeckere (Bélgica). Amarilla a Pepe, Gerrard, Mascherano, Heinze, Marcelo y Dossena.

Anfield: 46.000 espectadores. Clasificado, el Liverpool por un global de 5-0.
 

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