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"El jamón serrano tiene unido a este equipo"

ENTREVISTA A SITAPHA SAVANÉ. Pívot del Gran Canaria. El senegalés es el máximo exponente de esta torre de Babel (once jugadores y nueve nacionalidades distintas) que colidera la ACB

MIGUEL ALBA

Hasta hace dos semanas, Sitapha Savané (Dakar, 1978) había ayudado al Gran Canaria a alcanzar la clase media en la ACB. Ahora, el pívot senegalés disfruta del coliderato de la liga, junto al TAU, dentro de un grupo humano tan multirracial (hasta nueve nacionalidades diferentes) como unido.

El Gran Canaria lidera la ACB. No me equivoco, ¿no?

Para nada (risas). Para nosotros, es un orgullo. Tras cinco temporadas en Gran Canaria llegar a ser líder es el fruto del trabajo realizado durante los últimos años y espero que también lo puedan disfrutar los jugadores que ya no están aquí, pero que han ayudado a que el club y el equipo crezcan.

Pero me reconocerá que es una sorpresa.

Un poco, sí. A principio de temporada, estábamos muy ilusionados porque sabíamos que con los nuevos jugadores teníamos potencial para dar un salto adelante. Pero llegar hasta dónde estamos...

¿Se corregirá la clasificación a final de temporada?

Esperemos que no (risas). Lo que está claro es que por arriba estarán los mismos equipos de siempre porque plantillas como la del Real Madrid, el Barcelona o el TAU no pueden acabar fuera de los ocho primeros.

Su vestuario es como un chiste. Están un español, un americano, un senegalés, un holandés, un inglés, un irlandés, un canadiense, un georgiano y un croata.

Pues, aunque no te lo creas, la convivencia es mucho más fácil y fluida de lo que puede llegar a pensar mucha gente. Más que las nacionalidades las que generan el buen rollo son las personalidades de los jugadores. No sólo son buenos jugadores, sino también buenas personas. En los entrenamientos hablamos en castellano, lógicamente, porque estamos en España y el segundo entrenador traduce al inglés para los más nuevos. Los que llevamos más tiempo aquí entendemos el castellano por lo menos en el ámbito del basket. El idioma no es ningún problema porque, además, somos un equipo que pasa mucho tiempo junto fuera de la cancha. En pretemporada, lo que hace el entrenador es cambiar las habitaciones para que los extranjeros nuevos estén con los españoles, y aprendan de ellos el idioma y la filosofía del club.

¿En esa vida fuera del baloncesto, intercambian costumbres?

Desde luego. Yo, en los últimos años, he invitado a casa a muchos compañeros a probar comida senegalesa y la gente se sorprende de lo buena que está. De hecho, muchas veces estas comidas me obligan a organizarlas mis propios compañeros. Somos amigos y no compañeros de trabajo. Eso luego se refleja en la cancha porque deseas lo mejor al que compite contigo por el mismo puesto. Competimos duro y podemos pelearnos durante dos horas; pero cuando acaba el entrenamiento, se nota que existe sintonía entre todos nosotros.

Imagino que el jamón serrano es unitario en esa torre de Babel canaria.

Desde luego (risas). El jamón es una de las cosas que más nos une. No he conocido a ningún jugador extranjero, en todos los años que llevo en Gran Canaria, que haya dicho no a un plato de jamón serrano. Algún americano, al principio, era un poco reticente a probarlo, pero nada más hacerlo, decían: 'Joder, he estado aquí cinco meses perdiendo el tiempo'.

¿La música también ayuda a integrar culturas?

Sí, desde luego. Yo soy el DJ del equipo. Hemos comprado un reproductor para el iPod para que vayamos intercalando el mp3 de cada uno con su música. Solemos escuchar mucho hip hop o música cañera para salir bien motivados antes de cada partido.

Vive en una isla que sufre a diario el problema de la inmigración a través de las pateras. ¿Se habla mucho en el vestuario de ello?

Desde luego, especialmente yo que soy de Senegal. Muchos compañeros me preguntan sobre las condiciones en mi país para entender qué lleva a la gente a jugarse la vida en una patera. Intento explicar la realidad que hay en mi país para que lo entiendan.

¿Está usted más sensibilizado que el resto?

En general, todos somos muy solidarios. Yo he empezado a colaborar con la Cruz Roja en varias facetas. Además, llevo varios años cogiendo algunos abonos para regalar a algunas ONG, no sólo de inmigrantes, y que puedan traer a niños o gente discapacitada.

Alguna vez se ha acercado por el club algún chaval que haya llegado en una patera y que quiera dedicarse al baloncesto.

Sí. La temporada pasada hubo un chico que llegó de Nigeria y que quería ser jugador de baloncesto. Este año le he visto un par de veces y sé que está jugando, pero en la mayoría de países de África sucede lo mismo que en España, que todo el mundo quiere dedicarse al fútbol. Sé que en Tenerife, en Icod de los Vinos, hay un centro de menores inmigrantes que tiene a algún chaval que quiere dedicarse al baloncesto. Como mantengo contacto con esa organización, me han comentado que un par de ellos se apuntaron a dos clubes cuando llegaron a la Península. Ojalá salga el siguiente Savané de alguno de ellos.

En la ACB, que se habla más, ¿castellano o inglés?

En los partidos, mitad y mitad. Cada vez hay más extranjeros que dominan el castellano del basket como digo yo.

Cuándo le pitan una técnica, ¿en qué idioma suelta el taco?

En senegalés, sin duda (risas). Una vez que no me di cuenta lo solté en español y me cayó la falta técnica. Por regla general, todos los extranjeros sueltan el insulto en su idioma, así que sé decir muchos tacos en varios idiomas por lo que escucho en la cancha.

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