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Juande, frente a su cerrajero

El técnico del Racing aprendió su libreto a las órdenes de Ramos. Muñiz se encargaba del trabajar el montaje defensivo en el Espanyol y en el Málaga como segundo del hoy técnico blanco

LADISLAO JAVIER MOÑINO

Será complicado que los movimientos tácticos que se den esta noche en el Bernabéu les resulten ajenos a Juande Ramos y a Muñiz. Si acaso, les harán mirarse de reojo o esbozar una sonrisa interior por adivinar el uno del otro los caminos por los que querrán manejar el partido. El hoy entrenador del Racing estuvo a las órdenes de Juande como jugador [Rayo 99-00.] Y también como segundo entrenador, en el Espanyol [cinco jornadas de la 02-03] y el Málaga [03-04]. Se repartían el trabajo. Muñiz se encargaba de elaborar el dispositivo defensivo y Juande, el ofensivo.

'Juande dividía el grupo en ataque y defensa, y yo me hacía cargo de la parte de atrás. En ocasiones, si lo creía conveniente, él dirigía las dos facetas', matiza el entrenador racinguista.

Ambos tienen como premisa de cabecera dejar su portería a cero. A partir de la seguridad, construyen su propuesta futbolística. Juande tendrá que superar hoy las mismas trampas tácticas que diseñaba con Muñiz. No lo tendrá fácil. Con dos entrenadores tan entregados a la táctica, se intuyen partidos de fútbol-ajedrez.

El Racing es el segundo equipo menos goleado del campeonato con 25 tantos. Muñiz no frivoliza con la defensa. Si tiene que relegar por baja forma a Garay, su estrella y futuro madridista, no le tiembla el pulso. Ha afianzado al espigado César Navas en el eje de la zaga y ha puesto a Marcano al borde de la internacionalidad como central zurdo o lateral.

'De Juande dice Muñiz, aprendí a ser justo en el sentido de que cuando hacía una alineación, él siempre ponía al que se entrenaba bien. Eso lo llevo por bandera. Tardaré una, dos o tres semanas en verlo, pero al final, el que trabaja, conmigo juega'.

Aquel efímero paso por Barcelona les unió desde la rebeldía. En la pretemporada espanyolista en Corea, se plantearon la dimisión cuando se negaron a que el equipo se desplazara 500 kilómetros más de los previsto para disputar un bolo. Después de ser destituidos, la pareja se rompió. Muñiz se fue al Marbella y su ex jefe aguardó hasta junio para hacerse cargo del Málaga.

En La Rosaleda, pretendían a Juande desde que un miembro de su secretaría técnica se quedó prendado de su metodología desde el ventanuco de un edificio colindante con el estadio Teresa Rivero.

'Era un entrenamiento a puerta cerrada y subí allí para a espiarle las jugadas a balón parado. Acabé elaborando un informe en el que aconsejaba su contratación en cuanto se pusiera a tiro. Resalté la intensidad con la que trabajaba las jugadas de estrategia, uno de los secretos de aquel Rayo, y la valía de sus ejercicios físicos con balón para luego extrapolarlos al juego real', recuerda el autor de aquel informe.

Nada más llegar a Málaga, Juande reclamó la presencia del técnico al que contemplará con nostalgia cuando hoy le vea. 'Éramos de la misma manera de pensar antes de conocernos. Los dos coincidimos en que con trabajo, se llega a todos los sitios, aunque luego tienes que tener calidad individual', explica Muñiz.

Por entonces, Fernando Sanz, hoy presidente del club malacitano, era uno de los defensas que pulía Muñiz. Luego, Sanz le entregó el banquillo del primer equipo para que lo ascendiera a Primera: 'Como segundo entrenador, Muñiz nos machacaba los movimientos y los conceptos defensivos.

Te generaba automatismos de colocación que nos salvaban cuando nos venían los bajones físicos en los partidos. Ya como presidente y él como entrenador, le di plenos poderes para confeccionar la plantilla. Me dejó grabada una frase que ahora yo mismo aplico para fichar: No tenemos que traer jugadores que vengan con Mercedes, sino que lleguen para ganárselo. De Juande, sólo puedo decir que apuntaba a lo que es hoy: un entrenador para el Madrid y eso que él no ha confeccionado la plantilla. Es evidente que tienen una concepción del fútbol similar. Trabajo, rigor táctico y velocidad en las bandas'.

El cordón umbilical que funde sus pizarras salta a la vista. A ambos les gusta salir por los flancos en sexta velocidad. Incluso colocan a uno de sus respectivos zurdos a la derecha, Munitis y Robben. 'Juande es orden y trabajo', recalca Muñiz.

La obsesión por la nutrición y la báscula es otro de sus nexos de unión. Muñiz recogió también la rigidez dietética de Juande: 'La maquinaria de un jugador es su cuerpo. Si no está en su peso, no puede rendir. Para eso hay un nutricionista que valora las dietas'.

En este aspecto, Muñiz ha ido un paso más allá. En Málaga, a Muñiz se le recuerda como El Policía por su control sobre las salidas nocturnas de algunos jugadores. Ordenó seguimientos sobre algunos de ellos, de los que se sospechaba que dormían poco antes de acudir a entrenarse.

'¿Entrenador-policía? No, entiendo que si alguien no se cuida, perjudica al grupo. Si sólo se perjudicara él... Un grupo tiene normas que cumplir. No puede ser que uno sea un solitario; otro, un festivalero...

 

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