Los Lakers enseñan sus heridas

Hombre rico, hombre pobre; así ha sido la regla que ha sustentado la relación entre los dos equipos de baloncesto profesional de Los Ángeles. De un lado, los dorados Lakers y al otro, los miserables Clippers. Montones de títulos frente a toneladas de derrotas. Puede que desde el lunes las cosas hayan comenzado a cambiar. Por lo pronto, con la camiseta del vecino más humilde desfila un base por el que suspiró la franquicia de Jack Nicholson. Chris Paul lideró la victoria de su nuevo equipo en un amistoso de pretemporada (95-114). Algunos han visto este marcador como la primera señal del cambio de ciclo, otros, más prudentes, aplazan la opinión para más adelante.

Sea como sea, las señales que transmiten los Lakers de Pau Gasol son preocupantes. Dan sensación de acartonados, convalecientes aún de esa tormenta de diez días en busca de un traspaso que al final no se materializó. El papelón que le ha tocado al nuevo técnico, Mike Brown, y a su consultor, Ettore Messina, parece de aúpa. El ala-pívot español sumó 16 puntos en un partido en el que las ventajas en el tercer cuarto eran ya escandalosas. Fue el más aplaudido por una grada que parece haber tomado partido por su causa después de ser ese mercadeo al que se vio sometido.

"Podíamos haber jugado mejor, sin duda. Queremos enfatizar el hecho de que tenemos que hacer un mejor trabajo defensivo; son demasiados puntos encajados y la defensa debe ser nuestro sello", apuntó Pau.