Este artículo se publicó hace 15 años.
Londres deberá publicar pruebas de las torturas
La Justicia falla en contra del Gobierno en el caso de un ex preso de Guantánamo.
Son siete párrafos que describen las torturas a las que fue sometido Binyam Mohamed, ex preso de Guantánamo, y el Gobierno británico ha hecho todo lo posible para ocultarlos. La Justicia británica dictaminó este jueves que la opinión pública tiene derecho a conocerlos porque no afectan a ningún principio de seguridad nacional que deba protegerse.
El documento es un informe de los servicios de inteligencia norteamericanos enviado a Londres que resume el trato que recibió Mohamed durante sus años de encarcelamiento.
El ministro de Exteriores, David Miliband, ordenó que no se entregara a las autoridades judiciales con el argumento de que podía poner en peligro la colaboración entre los dos países en asuntos de inteligencia. El jueves reiteró esa idea. "Sólo compartimos información de inteligencia con otros países con la condición de que no se difunda a menos que nosotros lo permitamos", explicó Miliband. "Ese mismo principio inviolable se aplica a la información que nos entregan".
El Gobierno ha anunciado que presentará una apelación contra la decisión judicial. El documento no podrá darse a conocer hasta que se solvente el recurso.
Los abogados de Mohamed sostienen que el Reino Unido ocultó los siete párrafos porque podrían demostrar la complicidad de los espías británicos en las torturas sufridas por el preso.
Binyam Mohamed nació en Etiopía y en 1994 pidió asilo político en Londres por la participación de su familia en la oposición al Gobierno etíope. Se le negó, pero en el año 2000 recibió una prórroga de cuatro años para prolongar su estancia en el Reino Unido.
Viaje a AfganistánUn año después, se convirtió al islam y viajó a Pakistán y Afganistán. Afirma que pretendía alejarse de la gente que conocía en Londres, abandonar el consumo de drogas y conocer desde dentro el régimen islámico impuesto por los talibanes.
En 2002, fue detenido en Pakistán y entregado a la inteligencia norteamericana, que le acusó de luchar en el bando de los talibanes y colaborar con Al Qaeda.
Él denuncia que fue torturado en varios países y afirma que cuando fue interrogado en Marruecos las preguntas eran facilitadas por agentes británicos. Pasó después cuatro años en la prisión de Guantánamo. En febrero de este año, fue puesto en libertad sin que se presentaran cargos contra él.
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