Sergio Rodríguez llegó a Madrid para reconciliarse con el baloncesto, pero sólo ayer encontró la magia perdida en su periplo por la NBA. Su fichaje del verano tuvo que ver con su indiscutible calidad, pero también con la mercadotecnia que supone tener una estrella para llenar el pabellón. Su nómina iba acorde con la publicidad más que con el baloncesto, hasta que frente al Efes Pilsen, el mayor rival en el grupo de Euroliga, destapó el tarro de las esencias. En ausencia de Llull, que estuvo gris en las entradas y fallón en el tiro exterior, se echó el equipo a la espalda. Durante todo el partido fue el mejor, pero la gloria llegó al final con tres tiros libres que concedieron la prórroga a su equipo y, ya en el tiempo suplementario, con un triple que mostró la senda a los blancos. Junto a él, Prigioni ayudó a dar claridad al equipo. El Madrid sigue invicto y casi certifica el pase a cuartos. Ahora busca ser primero.

El Barcelona ganó con la suficiencia de quien se sabe superior. La Lottomatica Roma es uno de los equipos más flojos del Top-16, todo lo contrario que los catalanes, campeones y aspirantes a revalidar el título. La anotación, como los minutos, estuvo repartida. Era partido para cumplir, no para brillar. Con el pleno de victorias ya sólo piensan en el primer puesto que hace más fácil el camino a la Final Four.

Más difícil lo tenía el Baskonia, pero también sacó adelante su papeleta. Venció en casa al Panthinaikos y empató en la cabeza del grupo E. La clasificación se acerca, el primer puesto aún es posible. Además tuvo la ayuda de Unicaja, que con su victoria al Lietuvos despeja el camino de los vascos.