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La mano de De Gea y el guante de Jurado

El Atlético, con diez, gana a Osasuna con un golazo del medio

HUGO JIMÉNEZ

Jurado logró más premio del que el Atlético buscó. Por mucho que su vestuario disimule, sobre todo en sus declaraciones, hace tiempo que la Liga se convirtió en un estorbo. Deambulando por tierra de nadie en la competición y sin más objetivo que salvar el honor, el Atlético jugó ayer ante Osasuna con la mente puesta en el jueves, en Lisboa. Osasuna no enseñó mucha más ambición. Por eso, y por Jurado y De Gea perdió.

Al menos, este Atlético sí tiene vergüenza. Quique ha sabido maquillar los desperfectos defensivos de comienzos de temporada y los rojiblancos ya no viven instaurados en el esperpento. El mejor ejemplo se personifica en Perea. La confianza que le da su entrenador es inversamente proporcional a las veces en las que ahora intenta dar un pase: ninguna o casi ninguna. Al colombiano siempre le quemó el balón en los pies y Quique le ha hecho entender que no es necesario que lo mueva. El Atlético, por primera vez en mucho tiempo, comienza a ser un equipo pragmático.

Eso sí, sigue fundamentándose en la magia de Agüero para intentar resolver los partidos. El Kun sigue siendo el factor desequilibrante del Atlético. Desaparecido Forlán, por Agüero pasan todas las acciones de peligro. Y eso que ayer se sintió solo. Al argentino le faltaron Reyes y Tiago, sus mejores socios últimamente en su causa de devolver al Atlético su grandeza. Sin los sancionados, el Kun se ahogó en la nada. Por eso buscó que Jurado le echara esta vez una mano.

El centrocampista no le defraudó. Avisó en dos ocasiones en el primer tiempo. Y, a falta de diez minutos, sentenció. Tuvo mérito, porque el Atlético jugaba con diez tras la expulsión gratuita y estúpida de Simao por una entrada absurda sobre Azpilicueta. Jurado enganchó un balón en la frontal y su disparo parabólico y enroscado se alojó en la escuadra.

Jurado se llevó los aplausos de la grada. Sus gritos los soportó Raúl García, que no cumplió en su intento de hacer las veces de Tiago. Volvió a tener el navarro una oportunidad, y ya van muchas, pero la desaprovechó. Y la afición se lo recriminó.

Jurado fue el héroe de la noche. Y también De Gea, un portero que durará una década. Cada noche se supera, cada actuación ensombrece la anterior. Dos manos del joven portero, una de ellas antológica, evitaron la derrota de los rojiblancos cuando Osasuna, pocas veces, se animó a atacar. El Atlético crece a espaldas de De Gea. El otro socio del Kun y para muchos años.

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