Este artículo se publicó hace 13 años.
Más pedigrí que puntos en juego
La Roja, con la pobre imagen de los amistosos aún a cuestas, vuelve a las citas oficiales ante la República Checa
Atrapada por la borrachera de los éxitos, la selección española comparece hoy en Granada bajo sospecha. Tras la conquista del Mundial, resolvió los tres partidos de clasificación para la Eurocopa con tres victorias, pero las goleadas recibidas en los amistoso de Argentina (4-1) y en Portugal (4-0), y la pobre y angustiosa victoria contra Colombia supusieron un tremendo golpe al prestigio. "La adrenalina bajó tras el Mundial y era lógico algún traspié", reconoció ayer el capitán Casillas.
Hoy está en juego el billete para el europeo de Polonia y Ucrania, muy encarrilado, pero la embriaguez del éxito entierra la trascendencia del duelo ante la República Checa y también el del martes en Lituania. Hay un aire festivo en la concentración, en la prensa y en los aficionados que oculta lo trascendental. Es como si se hubiera olvidado que para pelear por los títulos primero hay que estar en las fases finales. Parece que España ya no tuviera que subir esos peldaños, pero están ahí. Igual que la estrella que ahora lleva en el pecho. Lo mismo que el estilo y la tozuda disposición con los que la conquistó.
Tras el Mundial, ni los jugadores ni el seleccionador entendieron que debían defender la estrella con la consolidación de ese fútbol tocado. De ellos depende ahora que ese estilo que ha maravillado sea perdurable y no algo efímero. Sin victorias, los resultadistas y los negacionistas del toque volverán a asomar la cabeza, a decir que el tiqui-taca sirvió mientras esta excepcional generación de futbolistas estuvo en activo. Xavi, el icono de todo lo bueno que le ha sucedido a la selección cumple hoy 100 partidos. Con él a los mandos, España ha sido campeona europea y mundial, pero aún no tiene el pedigrí consolidado. Sería un error pensar que el gen de los campeones reside ya para siempre en La Roja, tal y como sucede con alemanes, brasileños o italianos. España necesita un golpe contundente que le de lustre a la escarapela que luce.
Sin el liderazgo y la contundencia de Puyol en el eje de la zaga, Del Bosque optará por Ramos como central y Arbeloa como lateral derecho. "Arbeloa está más rodado y con el Madrid ha tenido oportunidades en los dos laterales. Albiol es el caso un poco más preocupante porque está jugando menos", explicó. Arriba, Torres, que aún no ha marcado con el Chelsea, ocupará el centro del ataque con Villa, también en periodo de sequía, e Iniesta escoltándole. "No tenemos por qué estar cuestionando permanentemente a los goleador. Les encuentro muy bien", dijo Del Bosque, que advirtió sobre los checos: "Están bien organizados y con poco que hagan te pueden hacer mucho daño".
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