Haber ganado todo no significa haber tocado el techo. Quedan retos, quizá incluso mayores que los ya alcanzados. A Nadal, como tantas veces le ha ocurrido a Federer, le toca ahora pelear en dos campos diferenciados. Por un lado, seguirá viajando torneo por torneo enfrentándose a muchos jornaleros, como le sucedió ayer en Doha con Karol Beck, a quien arrasó por 6-3 y 6-0, y algunas estrellas. Más allá de la rutina, la pelea se traslada a otro campo, el de la historia, en el que se compite contra los que ya no juegan, pero situaron el listón de la grandeza.

Nadal, que cumplirá 25 años en junio, tiene una buena parte del camino recorrido. Ya nada le podrá quitar los nueve grandes que adornan sus vitrinas y le convierten en el séptimo jugador más exitoso de la historia. Todos podrán recordar que fue número 1 del mundo y que sometió muchas veces al gran mito del tenis, Federer. Si de proyecciones se trata, todo hace pensar que la escalada seguirá unos años y que aún subirá más en la lista de la excelencia. El deporte, sin embargo, es terreno de pocas certezas. El único jugador de la historia que tenía más grandes con 25 años, Borg, decidió retirarse a los 27, dejando su palmarés en 11.

La historia no mira sólo la cantidad, aunque sea esta, lógicamente, la vara de medir. También la singularidad cuenta. Dos ejemplos de esto pueden darse este año. Si Nadal gana en Australia habrá conseguido vencer los cuatro grandes seguidos aunque no se consideraría un Grand Slam al no ser en un año natural, algo que sólo Laver, en dos ocasiones, y Budge, en la prehistoria del tenis, han logrado. Rafa, fiel a la táctica que siempre le ha funcionado, busca quitarse presión diciendo que no piensa en el tema y que no es una prioridad aun a sabiendas que el reto es de mucha enjundia.

Otro de los grandes retos de la temporada se encuentra en el torneo fetiche de Nadal, Roland Garros. Con cinco en la cartera, ganar una vez más supondría ponerse a la altura de Borg como el jugador que más veces se ha llevado la copa de los mosqueteros. El sueco era un mago sobre arcilla, pero sus datos generales son peores que los del indestructible Nadal. Borg venció un apabullante 86% de sus partidos en esa superficie, pero el español mejora la cifra con un 93% de victorias.

Rafa no lleva mal camino de ser el más victorioso de la historia y lo está consiguiendo con una asombrosa efectividad. Sólo un jugador tiene un mayor porcentaje de victorias en su carrera profesional y, como no podía ser de otro modo, es Borg. El hombre de hielo cerró su monumental carrera habiendo ganado un 82,7% de los partidos que había disputado. Nadal está en un 82,4%.