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El miedo no tiene la culpa

La natación española necesita que Mireia Belmonte aprenda, como las mejores, a convivir con la presión, según apuntan los expertos

ALFREDO VARONA

Mireia Belmonte (Badalona, 1990), la nadadora española, hoy guarda infinitas dudas sobre sí misma. Ha vuelto a irritarse en la gran competición y ha vuelto a fallar en los dos primeros días de los Juegos. Tenía la mejor marca del año (4.24.91) en los 400 metros estilos y, en la final, quedó última de las ocho con las que competía, y no pasó del 4.33. Su vida en el Centro Acuático de Londres se pareció a la de hace cuatro años en Pekín, cuando tenía 17. Su problema, el único que le reconoce Frederic Vergnoux (su reputadísimo entrenador), volvió a ser 'la mentalidad'. Porque al margen de eso, el técnico le dice que no tiene límites. Ella misma reconoce asustarse cuando le escucha... ¿Qué vida es esa para una mujer que desea ser medallista?

El miedo siempre se da por hecho, incluso para los más valientes. El escritor norteamericano Mark Twain definía la valentía en sus tiempos como 'el dominio del temor, no la carencia de temor'. El jefe de psicología del CAR de Sant Cugat, Pep Marí, está acostumbrado a que se acerquen a su consulta deportistas que quieren ser más valientes, que no saben competir en los grandes momentos. Pep se acuerda entonces de una frase de John Wayne en el cine: 'Ser un valiente es estar muerto de miedo y, a pesar de eso, subir al caballo'. Sin pretenderlo, Pep radiografía a Ye Shiwen, la nadadora china de 16 años que acaba de asombrar al mundo. No hay dos casos iguales, pero Shiwen tiene la misma edad con la que Mireia se dejó vencer por las excusas en Pekín. ¿Condiciones? Vergnoux insiste que Belmonte no tiene límites.

A lo largo de 23 años de trabajo, Pep Marí jamás ha recomendado a nadie 'evitar la presión', porque esa no es la solución. 'Si tú tienes un problema y lo evades, cada vez se hace más grande'. Por eso recuerda al deportista que 'hay que saber que la presión forma parte de la competición, que tarde o temprano vendrá y que no te puedes rebotar frente a ella, sino hacer lo mismo que si no estuviera'. Mireia puede coincidir estos días en la villa olímpica con el atleta Usain Bolt, un ganador bajo sospecha que acaba de admitir que tiene problemas de espalda. Pero no consiente que la presión de la victoria sea más fuerte que él. 'Sólo estoy concentrado en ganar', insiste. 'No creo que sea el fin del mundo si no gano, pero tampoco voy a estar pensando en perder'.

¿Qué es más fuerte: el vértigo de la victoria o el miedo a la derrota? Hay mentalidades difíciles a las que les cuesta enfrentarse a los fracasos, como Asafa Powell o Cristiano Ronaldo. El miedo ha vencido a infinidad de deportistas incapaces de explotar sus condiciones magníficas en la gran competición. Pep Marí cuenta casos de esos en el libro que acaba de publicar, Aprender de los campeones (Plataforma Editorial), en el que admira 'a las personas valientes, aquellas que son capaces de vivir peligrosamente' y que, por encima de todo, 'no buscan excusas para fallar, sino soluciones para acertar'.

Frederic Vergnoux lleva tiempo trabajando con Mireia. Ha tratado de convencerla de que debe ser tan ambiciosa como la que más. 'No se trata de una actitud prepotente, sino de decir: '¿por qué no yo?'' Pero a Mireia le cuesta creerlo y no se le olvidan fácilmente las sombras de Pekín. Tenía 17 años y no sabía que los valientes también están muertos de miedo y que probablemente Ye Shiwen también lo estaba. La diferencia es que en Londres Belmonte todavía está a tiempo de rectificar...

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