Ni Pato, ni Robinho, ni Ibrahimovic. Ninguno de los tres encontró el gol en Londres. El trío se quedó sin puntería en el momento menos propicio. El día que el Milan tenía que marcar por obligación para pasar a cuartos de final de la Liga de Campeones. El Tottenham sufrió un acoso importante para estar entre los ocho mejores equipos de Europa.
La historia jugó a favor de los italianos. Acostumbrados a este tipo de situaciones, navegaron mejor por el partido. A pesar de la desventaja de la ida, los milanistas se encontraron a gusto. Las oportunidades de marcar se sucedieron sin que ninguna de sus estrellas obtuviera recompensa. El equipo londinense se esfumó del partido en cuanto Van der Vaart perdió peso. Eso sucedió a los pocos minutos del inicio, luego llegó el monólogo de mala puntería de los visitantes.
Los últimos minutos fueron angustiosos para los seguidores del Tottenham. El bocado del ogro se intuía, estaba al caer. Robinho falló en boca de gol un rechace del portero inglés. Al final, el monstruo se quedó sin puntería y se fue a casa.
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