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Nadal es incansable

GODÓ. El balear llega a las 500 victorias y jugará hoy la final contra Ferrer (16.00 h., La 1)

GONZALO CABEZA

Cuando ganar es una rutina las cifras redondas caen como la fruta madura por el tiempo. Ayer Nadal ganó a Dodig y consiguió así su victoria 500 como profesional. Fue una más, no especialmente trabajada, no lo necesitó. El público de Barcelona vio como el número 1, un jugador acogido desde niño como un héroe en esa arena, conseguía el respetable número en la pista central de su club de tenis. Otros dos españoles, Orantes y Moya, llegaron antes a las 500 victorias. Ninguno de ellos, claro, tenía aún 24 años cuando rompió la marca. De hecho sólo uno en todos los tiempos, Borg, lo consiguió con menos edad.

Hoy, Rafa Nadal buscará la 501 contra Ferrer en la final de Barcelona (16.00 h., La 1). Si lo logra vencerá por sexta vez el torneo. Nadie más ha superado los tres títulos en el Godó. Algún día, cuando el balear se retire, se hartarán de poner su nombre a pistas de todo el mundo. No será de extrañar si alguna de ellas está en el Club de Tenis Barcelona. Ferrer será su rival. Una semana después, nueva final sobre tierra. No es casualidad. El tenis español siempre ha sido una superpotencia cuando de tierra se trata y el Godó se ha sustentado siempre gracias al buen hacer de los tenistas patrios. Más aún ahora que las raquetas españolas dominan a su antojo. Barcelona ha podido tener en sus semifinales dos top-10 bien asentados (los finalistas) y uno más, Almagro, de nuevo cuño. Entrará en esos puestos de honor por primera vez el próximo lunes. En las últimas ocho ediciones siempre hubo un campeón español, Nadal hoy busca la sexta. No se cansa de ganar.

Ambas semifinales transcurrieron por las vías de lo posible. Almagro, con sus golpes afilados, se encontró con el laborioso Ferrer. Quizá sus envíos no sean los más fuertes del circuito, pero el alicantino supera esa característica con un trabajo constante en el que sus piernas no parecen nunca ser presas del cansancio. Almagro tuvo opciones, alguna ruptura de servicio que hizo pensar a Ferrer más de la cuenta, pero al final se impuso el físico de su rival y el partido terminó (6-3 y 6-4).En cuanto a Nadal, concedió algo más de lo esperado a Dodig, se dejó incluso algún servicio por el camino, pero el resultado final fue a pesar de todo contundente (6-3 y 6-2). El croata, la sensación del torneo, ha hecho en Barcelona cosas que están muy por encima de lo que marca su tenis, como ganar a Soderling, que el año pasado fue subcampeón. Notable, pero no lo suficiente para molestar al jugador que mejor ha controlado la tierra en todos los tiempos.

David Ferrer está de dulce y hoy tendrá una nueva oportunidad de incordiar a Nadal. Ya se vieron hace siete días en Montecarlo, donde ganó el número 1. Busca revancha, en realidad unas cuantas revanchas, ya que será la tercera vez que se crucen los dos en la final del Godó. En condiciones normales ganará Nadal, que lleva a la excelencia todas las características del juego que hacen grande a Ferrer. El buen trabajo del alicantino es supremo en Nadal, la rapidez en las piernas es enorme en el de Jávea, pero inferior a las turbinas que propulsan al número 1 más lejos ymás rápido que a cualquier otro tenista.

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