Este artículo se publicó hace 13 años.
Nadal no se encuentra
Perdió con Murray la final de Tokio
La presión y el desgaste pueden a Nadal. Sus dos mejores cualidades hoy parecen disminuidas. La cabeza, esa que le permitía tomarse cada final como su fuese un día de playa, no le funciona. No se ve ganando en los días grandes y eso es un problema. Su otra gran baza es un físico descomunal, un derroche de fuerza y resistencia. Ayer, sin embargo, perdió contra Murray en la final de Tokio, en un partido que terminó a ritmo lento, con las piernas pesadas y las ideas poco claras, a remolque del escocés, quien suele terminar sus temporadas en gran forma.
Nadal empezó bien, pero terminó horroroso. El primer set cayó de su lado gracias a su dominio desde el fondo de la pista y sin casi ningún problema. Pero a mediados del segundo parcial se deshinchó y Murray aprovechó sus opciones. La cuarta raqueta del mundo dejó su juego tradicional, basado en la defensa, y empezó a jugar largo y anguloso. Nadal ya no llegaba a las bolas que le mandaba su rival y entró en una espiral de desánimo. Perdió el segundo set, pero lo peor estaba por llegar.
En el tercer set, el mallorquín desapareció por completo. Es casi imposible ver a un tenista de su talento jugando tan mal. Nadal sólo ganó cuatro puntos, ni un solo juego. Una humillación.
"Pocos hubiesen ganado hoy a Murray", se justificaba después el balear. Como suele hacer en los momentos malos, Rafa niega los problemas. "No necesito recuperar la confianza", dijo, a pesar de lo visto en Tokio.
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