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Nervios de ida y vuelta

Los blancos traspasan la angustia a los azulgrana que, campeones al descanso, sufren hasta el final con los goles del Sevilla

 

A. CABELLO 7 H. JIMÉNEZ

'Teníamos el partido controlado y dos despistes nos costaron dos goles y dieron vida al Sevilla. Es lo que tiene esta Liga, pero lo más importante es la victoria y ahora hay que disfrutarla', dijo Alves y la parroquia azulgrana, aún presa de los nervios, se puso a celebrar. Eufórica al descanso, sufrió de lo lindo desde el gol de Kanouté hasta el final. El gol de Yeste en el Bernabéu, en el minuto 40, colocaba al Barça en disposición virtual de celebrar el campeonato. Pero la prudencia se impuso a la euforia y dio paso a cierto nerviosismo por saber si lo mejor era ir tomando ya el camino de Canaletes o esperar al habitual remonte del Madrid.

Una jornada más, la Pulga acudía presto a su cita con el gol para sumar su 32º tanto en la Liga y colocarse a tan sólo dos del récord establecido por Ronaldo en el curso 1996-97, cada vez más a su alcance. El argentino acumula ya 44 goles en lo que va de curso, dos menos también de los que el delantero brasileño anotó aquel fabuloso curso. En estado de gracia, Bojan no quiso ser menos y, por segunda jornada consecutiva, se sumó a la lista de goleadores azulgrana con su octavo gol en el campeonato doméstico.

La Liga no estaba, ni mucho menos, decidida. Pero el juego del equipo de Guardiola parecía asegurar que sólo un desastre mayúsculo podía hacer que el Barça dejar Sevilla habiéndolo perdida. Eso, siempre y cuando pudiese abandonar la capital hispalense. Como en Milán, la nube de ceniza volcánica volvía a cruzarse en el camino de los azulgranas cuyo regreso a Barcelona quedó en el aire por el cierre temporal de El Prat.

El Bernabéu, mientras, permanecía mudo. El empate del Athletic había dejado en mera anécdota la escultura con la que Florentino Pérez y Jorge Valdano agradecieron los servicios prestados a Metzelder. Guti también se despidió de la afición. Al final del partido se quedó en el centro saludando a la grada. El gol de penalti de Cristiano, el 26 en Liga, le permitía empatar con Higuaín. El argentino deshizo ambos empates. Su gol, el 27º del curso, marcó un cambio en las tornas.

Tras el tercer gol de Pedro, cuando todo parecía solucionado, un ataque de orgullo del Sevilla lo cambió todo. Guardiola, que se había conectado al Bernabéu a través del utillero, volvió a reactivarse. De la zona técnica al banquillo para comentar el panorama con sus ayudantes. La solución a los goles de Kanouté y Luis Fabiano fue pedir calma. Pero con el Madrid desatado y el Bernabéu eufórico celebrando un gol tras otro, la parroquia azulgrana sufrió hasta el final. Aguarda a la próxima semana para poder celebrar.

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