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No tenía nada que perder

Contador atacó a los 17 kilómetros de la salida y dio un hachazo en plena ascensión, aunque no le valió ni para ganar la etapa

IGNACIO ROMO

Contador no tuvo paciencia. Ayer se vistió de ciclista dispuesto a arriesgarlo todo. La jornada le ofrecía tres enormes puertos por delante: Telegraph, Galibier y Alpe d’Huez. Y el madrileño no quiso esperar. Apenas se habían cubierto 17 kilómetros de etapa cuando Contador, el orgullo herido por la derrota ante Andy Schleck en la cima del Galibier, decidió erigirse en protagonista de la jornada.

El tricampeón del Tour atacó de salida. Lo hizo cuando nadie lo esperaba, en el Telegraph, un puerto de primera categoría. Sólo le siguió Andy Schleck. A un kilómetro de la cima, el español y el luxemburgués ya habían distanciado en 30 segundos al líder Voeckler y en 1’10” a Cadel Evans, que tuvo que pararse dos veces a cambiar de bicicleta después de que se le saliera la cadena. La etapa no podía ser más trepidante y el Tour volvía a asombrar. El jueves, Andy Schleck y ayer, Contador. El luxemburgués se marchó a 60 kilómetros de meta, el de Pinto atacó a 92.

La apuesta del líder del Saxo Bank era valiente. “A mi me da igual quedar el quinto o el 24º. Sólo me vale la victoria en la general y por eso lo he intentado”, confesaría después de llegar a la meta.

En la subida al Galibier, Contador tiró en todo momento. Le seguía Andy Schleck, el hombre que ayer supo dar la talla. Respondió siempre que se le exigió porque sabe que hoy puede perder tiempo con Cadel Evans, mejor contrarrelojista que él.

El pelotón, con un minuto de retraso respecto al dúo Contador/Andy, cabalgaba al ritmo que marcaban los hombres de rojo y negro, los BMC, el equipo de Cadel Evans, el hombre que había quedado atrás.

¿Y el líder? Voeckler, la gran sorpresa de este Tour, el hombre que ha vuelto a probar que el maillot amarillo aporta energía extra, se tuvo que defender solo ayer. Quedó en tierra de nadie. Intentó conectar con los de cabeza (a cuatro kilómetros de la cima del Galibier Contador y Andy le aventajaban en 52 segundos) pero terminó absorbido por los de atrás. Aún iba a sufrir mucho. Quedaba mucha carretera por delante.

En el pelotón, Cadel Evans se puso el mono de trabajo. Se situó en cabeza y tiró con fuerza. A 50 kilómetros de la meta, el australiano, el exmountainbiker, había reducido su desventaja a 31 segundos. Pocos aguantaron su ritmo y el gran paquete se fue desmenuzando en la bajada del Galibier, un descenso suave pero larguísimo, de 50 minutos de duración.

Evans –y el pequeño grupo que aguantó con él– consiguió conectar con sus rivales a 25 kilómetros de meta, es decir, a 10 del inicio de esas 21 curvas, de esa mítica ascensión que llamamos Alpe d’Huez, donde ciclistas como Coppi, Zoetemelk, Hinault, Pantani o

Armstrong han triunfado y bautizado con su nombre a una de sus curvas. Sólo tres españoles, Echave (1987), Mayo (2003) y Sastre (2008), han logrado ganar en la cima de Alpe d’Huez.

Justo antes de la ascensión atacó Pierre Rolland, el hombre del Europcar, un ciclista que se ha dejado la piel en este Tour por defender el maillot amarillo de Voeckler y que tendría la oportunidad de mostrar, a sus 24 años, su gran clase en los metros finales de la subida.

Pero el gran hachazo de la jornada fue obra otra vez de Contador. El ganador del Giro (¿cuántos minutos de hándicap le ha supuesto el esfuerzo de la ronda italiana en este Tour?) descargó su último ataque del día cuando tenía ante sí todavía 12,5 kilómetros de ascensión. Fue el gesto de un valiente, de un ganador. De un hombre que no se entrega nunca.

Otra vez la historia de siempre. Contador abre hueco. Responden Andy y Cadel. Medio minuto después vuelve a atacar el madrileño. Y ya nadie puede seguirlo.

Los tres escaladores mostraban su estilo, en homenaje a la carretera de Alpe d’Huez, temible, zigzagueante. Contador bailaba su bicicleta con alegría. Andy Schleck pedaleaba siempre sentado. Y Cadel se levantaba, se balanceaba y se volvía a sentar: el australiano es un escalador prudente. Gasta lo necesario y calcula mucho. Lleva todo el Tour calculando diferencias y hoy tendrá que calcular más todavía en la contrarreloj.

En los primeros dos kilómetros de subida, Contador ya había logrado 40 segundos sobre Evans y el pequeño de los Schleck. Voeckler, convencido ya de perder el maillot amarillo, iba a 2’01”.

A ocho kilómetros de meta, Samuel Sánchez saltó del grupo de Schleck. El asturiano está completando un Tour sensacional. Es séptimo en la general y ya se ha coronado como rey de la montaña.

Contador seguía aumentando su distancia. A cuatro kilómetros de meta logró la máxima diferencia: 1’05” sobre Andy Schleck. Un margen interesante aunque corto porque el madrileño se encontraba a 4’29” del luxemburgués en la general.

En el tramo final Rolland y Samuel Sánchez dan caza a Contador. Poco después, el francés, en progresión desde atrás, se marcha en solitario. Ganó la etapa por delante de Samuel y de Alberto.

Por detrás, Cadel Evans intentó sorprender a Andy pero no logró distanciarlo. Los dos sabían que se estaban jugando el Tour.

La contrarreloj de hoy (43 kilómetros con dos subidas) en Grenoble se presenta con la máxima emoción. El líder, Andy Schleck, no es especialista pero está mejorando año a año. Dispone de 57 segundos de ventaja sobre Cadel Evans pero puede no ser suficiente. Franck está a sólo 53 segundos. Pero nadie cree en él.

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