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Sin noticias de los jugones

España ha abandonado su conocido estilo de juego para dar paso a otro en el que prima la velocidad de Villa y Torres

MARCOS LOPEZ


Victoria in extremis. Pase a cuartos como primeros con la ventaja de reducir el último partido contra Grecia a un banco de pruebas para que los que no han jugado adquieran ritmo competitivo. España cumple con nota el expediente y se beneficia de que tanto Italia como Francia tengan fecha de caducidad. Imposible dibujar mejor escenario para los que soñamos con el éxito de la Selección. El fútbol es resultado y los números de la España de Aragonés son espectaculares. Pero el análisis debe ir más allá. Jugamos con ventaja, tenemos mucho que mejorar y estamos en la ‘pole position’ para ganar el torneo. Otras selecciones como Holanda y Serbia han tocado techo. Portugal está como España: con mucho margen de mejora. Por suerte, va por el otro lado del cuadro.

Ausencia de líneas, desorden constante y muchos errores de concentración. En muchos momentos del partido, la línea de atrás juega un partido individual, no toma al balón y al compañero como referencia y provoca auténticos agujeros en la defensa hispana. Se habla de un problema físico. Discrepo. Pocos jugadores tienen chispa y cambio de ritmo, pero los errores no son algo físico sino algo que tiene que ver con la concentración y la táctica.


Senna apaga todos los fuegos, pero es insuficiente y lo será más cuando España juegue contra selecciones capaces de atacar y defender. España no recupera en zona de medios. Y no porque Silva, Xavi e Iniesta corran poco o se escaqueen en labores defensivas, sino porque la línea no actúa como bloque, no juega en la cobertura y se la supera con un solo pase en vertical. Hay que mejorar la basculación, cerrar la espalda del compañero y no perder la posición entre centrales. En más ocasiones de las recomendables, España deja libres las bandas y juega en inferioridad por el centro.

 

Si algo han dejado estos dos partidos no es posesión sino contraataque. Cinco goles a la contra, uno de estrategia y ninguno cuando de atacar en estático se trata. El pasado ya no existe: todos los registros que manejaba el combinado nacional pasan a mejor vida ya que de manera instintiva el equipo se define como un equipo que asusta cuando tiene metros para correr.

 

Dejamos Santander con las dudas que generaba la España de los jugones. En pocos días esa España ya no existe. Teníamos un estilo, pero lo principal ha pasado a ser complemento, dando paso a una selección que debía proporcionar el mejor escenario para que Casillas, Torres y Villa marcaran la diferencia. Jugando así, no hay que envidiar a nadie: dos velocistas con gol arriba. Los jugones deben cambiar la mentalidad, progresar en la recuperación y jugar más directo. Si se toca en exceso, el rise va para atrás y deja sin metros a los velocistas españoles.

 

Cesc debe marcar el plus de calidad: ritmo, velocidad y recorrido. De momento está como plan B, pero incluso ahí tiene fútbol para hacer más sangre al rival. Esta Eurocopa está dejando perfilada la España del futuro. Es el jugador directo que necesitan los delanteros. No está cómodo, es joven y puede que necesite tiempo, pero da la sensación de que, en Sudáfrica 2010, Casillas, Cesc, Torres y Villa, con Iniesta entre líneas, formarán la columna vertebral.

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