'O rei' del márketing

¿El defecto de Sandro? Si tienes tiempo, te hago una lista", bromea Marta Pineda, esposa del nuevo presidente del Barça. Sandro Rosell (Barcelona, 1964) tiene fama de enérgico pero tranquilo. Y gana en las distancias cortas. Sonríe, es claro y convincente. Se siente seguro, tanto que a veces parece fanfarrón: "Es muy positivo", dice Pineda. "También es muy perfeccionista", añade Andreu Ramos, su mejor amigo.

Casado y padre de dos niñas, Rosell, hijo de un fundador de Convergència y ex gerente del Barça, es licenciado en Administración de Empresas y MBA por Esade. Empezó trabajando como responsable comercial en Myrurgia, en 1990 se incorporó al departamento de márketing internacional del COOB-92 y, tras los Juegos, asumió la gerencia de la empresa suiza ISL, dedicada al patrocinio deportivo y que actúa de agente comercial de organismos como el COI, la FIFA, la IAAF y la LFP.

En 1996, Rosell aterrizó en la empresa Nike como responsable de márketing deportivo en España y Portugal y, luego, en América Latina, viviendo cuatro años en Río de Janeiro. Cuando volvió a Barcelona, fundó Bonus Sports Marketing S. L. (BSM) valorada en siete millones de euros empresa que ha prometido vender cuando fuera presidente del Barça.

Se calcula que el patrimonio de la familia Rosell asciende a 250 millones de euros y Sandro controla directamente Prolecsa, que gestiona distintos tipos de inmuebles. Amante del deporte, recuerda con ilusión cuando era recogepelotas en el Camp Nou.

En 2003, se unió a la candidatura de Joan Lapora, pero en la primera decisión de la directiva, la de levantar las alfombras del club, ya se enfrentaron. Como vicepresidente deportivo, se valió de la amistad personal para fichar a Ronaldinho, pero rompió con la tutela de Cruyff y no se entendió con Laporta. Tras dos años de encontronazos, dimitió.

Sandro mantiene la costumbre de ir a Àger, el pueblo de su padre. "Soy de un pueblo pequeño de Lleida", responde a los que le llaman pijo mientras tararea Do you think I'm sexy?, de Rod Stewart.