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El ojo del pescador

El técnico del Auxerre descubrió a Zidane, Ribery y Pedretti

LADISLAO J . MOÑINO

Un toque de balón, el comentario de un dirigente amigo diciendo que ha visto a un extraterrestre jugando al fútbol o un simple cambio de posición. Es difícil predecir dónde brotan las primeras vetas de talento, pero Jean Fernández, actual técnico del Auxerre, parece tener un don especial para detectarlo. Zidane, Ribery y Pedretti, al que ahora tiene bajo sus órdenes, pasaron por el tamiz de su privilegiado ojo futbolístico, que ha recorrido media Francia desde que dejó de ser un fino centrocampista en el Marsella y en el Girondins. Hijo de un pescador, Fernández se inició como entrenador juvenil, pero por poco tiempo. Como técnico de promesas le tocó sustituir a Wenger en el centro de formación del Cannes y allí le cautivó Zidane.

Fernández, que ya dirigía al primer equipo del Cannes, no tenía ganas de ir a ver a un chico de mirada huidiza recién llegado de Marsella. Le convenció un hombre de toda la vida del club. 'Respetaba mucho a Varraud y por eso fui a verle. Me dijo que era muy bueno. Cuando le vi tocar el balón supe que era distinto. Lo que tenía en sus pies era excepcional y le dije al club que le firmara', explicó Fernández en una entrevista concedida a Sports10 France.

El día de la firma, los padres de Zidane le preguntaron a Fernández por las posibilidades de su hijo. 'No se preocupe, señor. Su hijo es muy bueno, pero donde es todavía mejor es con la cabeza. Lo educó muy bien, tiene cualidades humanas muy por encima de la media', respondió Fernández, que con 16 años hizo debutar a Zizou en la Ligue 1.

Con Ribéry fue un dirigente del Metz el que le puso sobre aviso: 'Jean, he visto a un chico que parece un extraterrestre, se llama Franck Ribéry y juega en el Brest'. Entonces viajó a Raon para ver a aquel juvenil en un partido de fin de temporada. Al término se dirigió a Wahabi, representante de Ribéry y le convenció para que no regresaran a Brest. Montó a ambos en su coche y los citó en el Novotel de Metz. Antes del encuentro, mandó a su mujer a por ambos con un ramo de flores. Un detalle para empezar a persuadir a Ribéry de que su futuro estaba bajo su dirección: 'Por entonces, Ribéry no tenía un franco, le pagaba todas las facturas su agente. Le dije que no era una cuestión de dinero, que conmigo sería jugador de Primera'.

La relación de Fernández con Pedretti es muy especial. Con él ha renacido como medio centro creador después de haberse estancado como mediapunta y jugador de banda en el Marsella y en el Lyon. La misma posición que ya le descubrió cuando nadie creía en él en las categorías inferiores del Sochaux.

Pedretti ha sido de los múltiples herederos que la prensa gala le ha buscado a Zidane en los últimos años. 'Nunca olvidaré el primer día que le vi. Fui a un pueblo perdido cerca de Sochaux a ver a los juveniles y él no figuraba en la lista de talentos que manejábamos. Llovía a cántaros y en la grada sólo había una persona, su madre, que era la única que confiaba en su hijo. Jugaba de extremo izquierdo y era diestro, además de lento. De repente, le cayó un balón, hizo un giro, se lo acomodó en su derecha y lo puso en el área con gran precisión', relata Fernández. 'Hablé con su técnico para que el siguiente partido lo pusiera de defensa, pero se negó porque no defendía. Entonces le dije que lo pusiera en el medio. Aceptó y fue el mejor de aquel partido. Le dije que tenía seis meses para aprender el oficio, le expliqué la posición del seis y en ese medio año fue el mejor'.

Pedretti ahora es el medio centro creador de un equipo que tácticamente pertenece más al estricto 4-4-2 y al físico fútbol francés de ahora que al 4-3-3 con el que Guy Roux, entrenador que hizo historia 40 años en el banquillo del Auxerre, arrancó un elogio a Cantona que aún escuece en su propio país: 'Francia no se merece un equipo que juega como el Auxerre; la Premier, sí'.

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