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Osasuna gana un partido gris

El conjunto de Ziganda se controló con un equipo balear desganado, que tiró la eliminatoria en Pamplona.

GONZALO CABEZA

Osasuna se fue al descanso con el partido casi ganado con gran facilidad. Más por demérito ajeno que por esfuerzo propio consiguieron pasar por encima de un rival indolente, manso, con pocas ganas de jugar al fútbol y cara de frío.

La Copa, esa competición semiclandestina, parece que a Osasuna si le gusta. Le pone empeño, sabe aprovechar los errores del rival, se defiende cuando parece que el otro trata de atacar (puro espejismo) y pone algo más de ganas para llevarse el gato al agua.

La segunda parte fue tan gris como la camiseta del Mallorca. Dejando en la retina de los (pocos) espectadores, un recuerdo poco digno de pasar al fin de los días. No hubo detalles, ni siquiera virguerías de jugadores talentosos, todo fue plano y aburrido.

El equipo bermellón, que tiene algunos jugadores notables como Jonás o Arango, ayer decidió que no merecía la pena correr en un partido tan aburrido. A eso le sumaron un poco de festival del humor en defensa para poner las cosas fáciles a Osasuna.

Los navarros, con un poco más de garra, fundamentalmente en las botas de Pandiani, supieron aprovechar la ayuda concedida por la caritativa defensa mallorquinista. Los octavos quedan cerca.

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