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El partido que Pau también quiso jugar

Gasol, en su butaca, se siente extraño

M.A.

El tic nervioso de una de sus piernas delata su ansia de baloncesto. 'He sentido envidia de mis compañeros', asegura Pau Gasol, en vaqueros, con camisa azul. Su renuncia a la selección le ha dejado un uniforme de verano sin pinturas de guerra. Sin embargo, desde el entorno del equipo, como le sucedió el pasado año a Calderón en el Europeo de Polonia, Pau sigue proyectando el discurso del vestuario.

'Somos favoritos al título, es cierto, pero debemos evitar salir confiados porque hay equipos muy duros que querrán superarnos. Ganar hoy en día a España es una motivación para cualquier selección', reflexiona Pau, quien ha traspasado a su hermano Marc parte de su rol.

'Debe ser una de las referencias, junto a Navarro, en ataque de nuestro juego', asegura el laker, que dejó bendecido al equipo en la cena del pasado sábado en un restaurante de Madrid. 'No paramos de reir. Ése es nuestro gran potencial', defiende.

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