Este artículo se publicó hace 16 años.
Pau y Kobe se topan con los Jazz
Los Lakers fuerzan la prórroga, pero Utah empata la eliminatoria a dos
A grandes males, grandes remedios. En los Lakers, como en cualquier otro lugar. Que Farmar está hecho unos zorros y los angelinos pierden el rumbo. Que a Kobe Bryant le duele la espalda y le cuesta carburar. Que Fisher se carga de faltas mucho antes de lo aconsejable. Phil Jackson respira hondo, mira a su banquillo y, sin alterarse ni un ápice, señala a Vujacic. Y entonces le concede la dirección del equipo al esloveno y Los Lakers encuentran la fórmula para equilibrar un partido que pinta mal y así acaba (123-115) tras una prórroga sin gran historia, pero que ofrece nuevas claves para el futuro.
Porque los Jazz, en su casa, son mucho equipo. Aunque Boozer no ejerza de comecocos, como en el tercer partido, y sucumba ante Gasol y Odom. Los muchachos de Jerry Sloan corren como el diablo y son especialistas en buscar las cosquillas al rival, ya sea gracias a una magnífica selección de tiro, o con ese aspecto del juego tan poco atractivo como relevante a veces: las faltas.
Por ahí se desangraron los Lakers en los dos primeros cuartos de un encuentro que se acabaron llevando los Jazz para devolver la serie a Los Ángeles con un empate a dos que pone la eliminatoria de lo más interesante y genera dudas sobre la supervivencia del equipo de Kobe y Pau que, de momento, quiere pero no puede en Salt Lake City, adonde deberá regresar tras pasar por el Staples Center.
Motor ofensivo del equipo de Jackson en el primer tiempo -ocho de los primeros 15 puntos de los Lakers fueron del catalán-, más despierto y hábil que en el anterior encuentro, Gasol se encontró con dos faltas en su casillero que, sumadas al par que también cargaba Odom y a las tres que sumaba Fisher, les complicaron la vida de mala manera a los angelinos, que habían protagonizado un gran remonte.
Kobe, renqueanteCon una buena defensa y Gasol muy atento al rebote ofensivo, los Lakers habían logrado frenar el frenético ritmo de los Jazz que, durante muchos minutos, vivieron de la engrasada muñeca de Williams. Kobe se sobrepuso entonces a sus problemas físicos, Pau ejerció de pasador en el poste bajo, Vujacic manejó bien la bola y Odom fue dejando los puntos suficientes como para que el partido se convirtiese en un espectáculo de lo más igualado (55-55, al descanso).
Sucedió entonces que Okur despertó de su letargo, Boozer se zafó en un par de ocasiones del marcaje de Gasol, Vujacic se durmió en los laureles, Kobe empezó a renquear y Millsap se pegó de tal manera a Odom que el partido fue tomando el color de los Jazz de manera irremediable. O eso parecía. Porque, en un par de minutos, Fisher le dio la vuelta al encuentro con tres triples fabulosos, Kobe se sumó a la fiesta y los Lakers llevaron el encuentro a una prórroga que el MVP de la liga se empeñó en ganar. No le acompañó su físico, demasiado mermado, y los Jazz empataron la eliminatoria gracias al acierto de Williams y Okur.
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